jueves, 30 de abril de 2015

“¿QUÉ PIDE JEHOVÁ DE TI?”

Introducción:
1. Deuteronomio 10:12, “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”.
2. Miqueas 6:8, “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
3. Cuando Dios creó al hombre, ¿cuál era el propósito de Dios para él? ¿Qué deseaba de él? ¿Qué pide de él?
I. Dios ha hablado al hombre, le ha explicado su propósito, lo que desea del hombre.
A. Habacuc 2:20, “Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra”. Este texto indica que cuando Dios habla, el hombre debe callar y escucharle para entender y obedecer su palabra.
A. Heb. 1:1, 2, “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”
B. 1 Cor. 2:11, “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”. Este texto enseña que la única manera de saber la voluntad de Dios es por medio de oír y aprender lo que el Espíritu Santo revela.
C. Cristo es el Verbo (Palabra, Revelación) de Dios, Juan 1:1, 18. Jn. 14:9, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Dios es Espíritu; por eso, Jesús no habla de verlo en sentido físico, sino que al conocer a Cristo (su vida, su enseñanza, su compasión, su sacrificio), conocían a Dios. Cristo es la verdadera revelación de la voluntad de Dios.
II. Todos pueden entender lo que Dios nos ha dicho.
A. No tiene sentido decir que Dios nos ha hablado, nos ha dado mandamientos, enseñándonos que seremos bendecidos si obedecemos y castigados si no obedecemos, y luego decir que no podemos entenderle.
B. A través de los siglos la gente mencionada en las Escrituras obviamente entendía la palabra de Dios. Durante la época patriarcal Abel, Enoc, Noé, Abraham, etc. entendieron la voluntad de Dios. Otros desobedecieron pero no por no entender, sino por causa de su rebelión contra Dios.
C. Los israelitas podían entender la ley de Moisés. Deut. 28 explica claramente las bendiciones de la obediencia y las maldiciones de la desobediencia.
D. Entonces cuando Cristo enseñaba, “gran multitud del pueblo le oía de buena gana” (Mar. 12:37), obviamente entendiendo lo que les decía. Juan 20:30, 31, “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. Pero ¿cómo creer si el evangelio no es entendible?
E. Cuando los apóstoles enseñaron los que eran “nobles” “recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11). ¿Cómo podían examinar la enseñanza si no la entendieron?
F. Efes. 3:3, 4, “que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo…” La palabra “misterio” no significa que el evangelio sea “misterioso”, sino que estas verdades tenían que ser reveladas por Dios.
G. Pero sin duda alguien citará Lucas 9:44,45, “Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres. 45Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras”. Jesús quería que entendieran porque les dijo, “Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras”. Entonces ¿Jesús las ocultaba? No, más bien, el problema fue descrito en Mat. 13:14, 15, “De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane”.
III. El hombre tiene libre albedrío.
A. Gén. 1:26, 27, “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza … Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…”
B. Por lo tanto, el hombre tiene cualidades divinas: inteligencia, emociones, voluntad libre.
C. El hombre tiene conceptos morales. Puede distinguir entre lo correcto y lo incorrecto y puede escoger lo correcto.
D. Muchos niegan esto diciendo que si el hombre tuviera libre albedrío eso negaría la soberanía de Dios, pero de principio a fin la Biblia habla de los mandamientos que Dios ha dado al hombre. Esto no solamente revela su soberanía sino también la obligación del hombre de obedecer y si Dios requiere algo del hombre, sin duda el hombre puede y debe hacerlo.
E. ¡Todo mandamiento de Dios implica que el hombre es capaz de obedecer ese mandamiento! Negar esto es negar la justicia de Dios. La Biblia trata al hombre como moralmente responsable ante Dios.
IV. Dios quiere que el hombre participe de la naturaleza divina. 2 Ped. 1:4, Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. Esto significa que Dios quiere que seamos cómo Él, que seamos imitadores de Dios (Efesios 5:1)
A. Dios es luz. 1 Jn. 1:5-7, “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Andar en luz significa andar en los caminos de Dios (Isaías 55:8, 9; Deut. 10:12, “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”.
B. Dios quiere que seamos santos porque Él es santo. 1 Ped. 1:15-16, “como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. 1 Jn. 3:1-3, “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.
Cross references:
V. Los que desprecien cualquier mandamiento o enseñanza de Dios desprecian a Dios Mismo.
A. Casi todos aceptan algunos y aun muchos de los mandamientos de Dios, pero los aceptan porque están de acuerdo con ellos.
1. Por ejemplo, no matar (porque no quiero que me maten); no robar (porque no quiero que me roben); no adulterar (porque no quiero que lo hagan con algún familiar mío), etc.
2. Pero al mismo tiempo quieren escoger los mandamientos (las leyes, las enseñanzas) del Señor que les convengan, a estilo del autoservicio en la cafetería, escoger esto, dejar aquello.
B. Un ejemplo claro de tal práctica se encuentra en Santiago 2:9-11, “si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. 10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. 11Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley”.
1. Santiago se dirigió a los hermanos que pensaban que no pecaban cuando discriminaron a los hermanos pobres. Para ellos ciertas leyes eran importantes y otras no, pero Santiago nos recuerda que aunque uno fuera culpable de quebrantar una sola ley, con eso llegaba a ser transgresor de la ley.
2. No somos jueces de las leyes del Señor porque los que juzgan las leyes del Señor juzgan al Señor Mismo.
VI. ¿Qué es, pues, lo que Dios desea del hombre?
A. Quiere que “busquen a Dios”. Hechos 17:25-27, “es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas …para que busquen a Dios … porque en él vivimos, y nos movemos, y somos … Porque linaje suyo somos”.
B. Quiere que le glorifiquemos y que estemos agradecidos. Romanos 1:21, “21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”.
C. Quiere que le amemos con todo el corazón. Mat. 22:36, 37, “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”.
1. Juan 14:15, 24, “Si me amáis, guardad mis mandamientos … El que no me ama, no guarda mis palabras”.
2. Pero si uno no ama a Dios con todo el corazón, deseando glorificarle, no le aprovecha si guarda los mandamientos. Por eso, debemos cuidar el corazón y los motivos. Hay que preguntarnos por qué estamos obedeciendo y sirviendo al Señor? ¿Con qué propósito?
D. Por lo tanto, que nuestra fe sea genuina, viva (no muerta), Heb. 11:6; Juan 1:1; 5:18; 8:24, 58 … que nuestro arrepentimiento sea sin reservas mentales, Luc. 13:3, 5; Hech. 17:30, 31 … que nuestra confesión de fe sea sincera y no simplemente de labios, Mat. 10:32, 33; Rom. 10:10; Hech. 8:37 … y que el bautismo sea bíblico, sepultado en agua (Rom. 6:4; Col. 2:12; Hech. 8:36; 10:47), en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mat. 28:19) para el perdón de pecados (Hechos 2:38) … y luego llevar una vida como descrita en este sermón. ¡Esto es lo que Dios busca, es lo que Dios pide de ti!

Por Poco me Persuades a ser Cristiano


Hechos 26:27-29
El Rey Agripa: Por poco (casi) no es suficiente.
l El sabía y creía los hechos acerca de Jesús.
l Pero la fe que no obedece no basta.
l Así creen los demonios (Sant.. 2:19)
l Gobernantes no lo confesaban (Jn. 12:42)
l Si sabemos la verdad y continuamos en pecado, no hay
esperanza (Heb. 10:26-31)
l Tener fe y obediencia (Rom. 6:17, 18).

Otros Personajes Bíblicos que CASI se salvaron
Esposa de Lot (Génesis 19:15-26) Casi escapó de Sodoma pero miró atrás y se convirtió en estatua de sal. La influencia mala vence el bien.
l “Miró atrás” porque añoraba atrás (añoraba Sodoma).
l A pesar de todo el mal que había en Sodoma, allí se sentía “en
casa” y quería volver.
l Mala compañía le corrompió (1 Cor. 15:33)
l Familiaridad con pecado produce aceptación de la práctica de
pecado (Sal. 1:1; Gál. 6:7)
l Manera segura de evitar el mal (Prov. 4:14)

Joven Rico (Luc. 18:18-23)Hizo muy buena pregunta: ¿Qué bien haré para tener la vida eterna?
Escogió el materialismo en lugar de la salvación (millones hacen lo mismo).
l El joven rico quería salvación, pero ¿se salvó?
l No estaba dispuesto a poner al Señor sobre “cosas” materiales.
l Jesús requiere la prioridad del servicio espiritual sobre todo
asunto material.
l Debemos seguir el ejemplo de Moisés (Heb. 11:24-26).
l Recordar 1 Tim. 6:7-18 acerca de “cosas” materiales.
l El materialismo es un saco roto (Hag. 1:4-6).

Felix (Hechos 24:24-27)
Temeroso pero pospone
l Félix fue movido cuando oyó el evangelio. Aun “tembló” pero
dijo “Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré”.
l Pero demorar y posponer hacen que el corazón se endurezca
hacia la verdad.
l Mañana es una ilusión (Sant. 4:13-17).
l Aplazar la obediencia indica que otras cosas tienen prioridad en la
vida (Luc. 9:57-62)
l Cerrar la mente contra la verdad es suicidio espiritual (Hech.
28:27)

¿Estoy “casi” o “completamente” persuadido a obedecer
a Cristo?
l ¿Me ha movido a obedecer mi conocimiento de la verdad o me
quedo sin cambio rechazando el evangelio?
l ¿Me ha causado mi amor al mundo a acercarme a la salvación,
pero miro atrás?
l ¿Ha tomado prioridad en mi vida la búsqueda de cosas y
propósitos terrenales?
l ¿Ha endurecido mi corazón el posponer la obediencia esperando
un tiempo conveniente?
l ¿Ha impedido la obediencia la relación con familia y otros?  

miércoles, 29 de abril de 2015

¿No quiere perdón?

¿Puede alguno decir con toda franqueza que no quiere el perdón de Dios? ¿Que se atreve a comparecer ante el tribunal de Dios en Aquel Día sin haber sido perdonado de sus pecados?
Nos encontramos con el hecho asombroso de que muchísimas personas hacen caso omiso del perdón que Dios ofrece a través de Jesucristo. Parece que piensan que no lo necesitan o, al menos, no lo quieren.
Desde luego, los que viven en rebelión contra Dios no buscan su perdón. El país está lleno de los que están "atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades" (Romanos 1:29).
Pero lamentablemente muchas personas buenas y nobles no buscan el perdón de Dios. Son responsables en el hogar, rectos y honrados en sus negocios, buenos vecinos y, en fin, son buena gente. Pablo dice, sin embargo, que "todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). La conclusión obvia es, pues, que los más nobles, los más rectos, los más dadivosos, etc., necesitan del perdón de Dios.
"A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, (Jesús) dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano (cobrador de impuestos romanos). El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido" (Lucas 18:9-14).
¿Qué pidió el fariseo? ¿Pidió perdón? ¿Dio gracias al Señor por haberle perdonado? El ni siquiera quería el perdón de Dios, porque justificaba a sí mismo y no era consciente de sus pecados.
Muy pocos de nuestros vecinos y otros conocidos que son buenos y nobles hablan como el fariseo de esta parábola. No se jactan de sus buenas obras, tampoco menosprecian a otros, pero cometen el mismísimo error que el fariseo al no buscar el perdón de Dios. De esa manera, en realidad ellos también confían en sí mismos como justos; creen que sus pecados no son nada, que no les van a condenar. Pero léase Romanos 6:23, "la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro".
El mensaje del Espíritu Santo para tales personas es muy claro: "Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación del Espíritu Santo" (Tito 3:4, 5; Hechos 2:38). Todo ser humano debe reconocer que "las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho", es decir, todas las buenas obras de benevolencia, todo el dinero regalado, toda la ayuda dada a los pobres y necesitados, todos los sacrificios de tiempo y energía para servir al prójimo, no nos salvarán de nuestros pecados contra el Señor. ¿Qué pues? Es necesario obedecer al evangelio para obtener el perdón de Dios.

"Y lo hizo así Noé"

 Casi todos saben de Noé y el diluvio, pero al leer esta historia ¿qué aprendemos? ¿Qué pensamos y qué decimos acerca de aquel evento asombroso? Muchos solamente discuten el tamaño del arca y, sobre todo, los animales que subieron al arca. A los niños les encanta oír de animales y esta historia es fascinante para ellos, porque el texto habla de animales de toda clase. Pero ¿cuáles son las lecciones que todos, tanto niños como adultos, deben aprender de ese evento?
Primero, debemos aprender que Dios aborrece y castiga el pecado. "El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal... Y el Señor dijo: Borraré de la faz de la tierra al hombre que he creado" (Génesis 6:5). Los hombres han contado muchas bromas acerca de Noé, el diluvio y el arca, pero ese evento no era una broma, pues toda la humanidad -- con la excepción de Noé y su familia -- perecieron. El diluvio era un monumento que nos recuerda de la ira de Dios que fue provocada por los pecados del hombre.
Segundo, debemos aprender que Dios bendice a los que hacen su voluntad. "Mas Noé halló gracia ante los ojos del Señor... Y miró Dios a la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Entonces dijo Dios a Noé: He decidido poner fin a toda carne, porque la tierra está llena de violencia por causa de ellos... Hazte un arca... Y así lo hizo Noé; conforme a todo lo que Dios le había mandado, así hizo" (Génesis 6:8-22). En esto vemos que Dios salvó a Noé porque era un hombre obediente. Como lo explica el apóstol Pedro, "no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, un predicador de justicia, con otros siete, cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos" (2 Pedro 2:5). Dios siempre hace distinción entre los obedientes y los desobedientes.
Tercero, debemos aprender que como "el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado con agua", así también "los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos" (2 Pedro 3:6, 7). Por lo tanto, en lugar de hacer bromas acerca de Noé, los animales y el diluvio, nos conviene entender que como el diluvio era literal, también será literal el fuego que destruirá "los cielos y tierra actuales". Esta advertencia es repetida por Pedro en el versículo 10: "Pero el día del Señor vendrá como ladrón, el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella, serán quemadas".
Cuarto, debemos aprender que "como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre" (Mateo 24:39-39). Jesús no habló del diluvio como si fuera una fábula o leyenda de los israelitas, sino como un evento histórico; por eso, los que dudan del relato de Génesis, también dudan de la Palabra de Cristo Jesús.
No dejemos, pues, de aprender las lecciones de la historia bíblica que Dios nos enseña. En cuanto a Noé y el diluvio, recordemos que los pecadores que no se arrepienten serán castigados, que Dios bendice a los obedientes, que como la tierra fue inundada, también será quemada, y, por último, que como los que vivían en aquel tiempo no esperaban el diluvio, tampoco la gente ahora espera la venida de Cristo. ¡Aprendamos estas lecciones!

Mejor que los sacrificios

  Dios dijo al rey Saúl, "Ve, pues y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene" (1 Samuel 15:3). Cuando Saúl regresó de la campaña dijo al profeta Samuel, "Yo he cumplido la palabra de Jehová. Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos. Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos... y Samuel le dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios" (1 Samuel 15:13-15, 22).
Dios dijo, "Yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne" y dijo a Noé: "Hazte un arca de madera de gofer" y le dijo exactamente cómo construir el arca, "Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó" (Génesis 65:14-22). "Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase" (Hebreos 11:6). Dios mandó y Noé le obedeció.
"Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré... Y se fue Abram, como Jehová le dijo" (Génesis 12:1-4). Dios mandó y Abram le obedeció.
El capítulo seis del libro de Josué informa de un evento muy interesante. Dios mandó al pueblo de Israel que rodearan la ciudad de Jericó cada día por seis días "Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá" (Josué 6:3-5). ¿Qué tenía que ver esta acción con la toma de Jericó? La obediencia. Dios hace grandes cosas, pero requiere la obediencia del pueblo.
Por la boca del profeta Eliseo Dios dijo a Naamán (que estaba afligido con la lepra): "Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra". Entonces sus criados le persuadieron a que obedeciera. "El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios, y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio". (2 Reyes 5:10-14). Al principio él no quería obedecer y quería sustituir el mandamiento de Dios, pero si hubiera salido sin obedecer la palabra de Dios hubiera salido todavía leproso. ¿Le sanó el agua del río Jordán? Le sanó la obediencia a Dios.
"El que crea y sea bautizado será salvo" (Marcos 16:16); "Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38). ¿Nos salva el agua? Nos salva la obediencia. La obediencia es mejor que los sacrificios. "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7:21). 

Somos salvos

  1. Por Dios - 1 Tim. 4:10; Ef. 4:32; Rom. (:32.
2. Por Jesús - Mat. 1:21.
3. Por el Espíritu Santo - 1 Cor. 6:11.
4. Por la vida de Cristo - Rom. 5:10.
5. Por la obediencia de Cristo - Rom. 5:19.
6. Por la sangre de Cristo - Rom. 5:9.
7. Por la muerte de Cristo - Rom. 5:10.
8. Por el nombre de Cristo - Hech. 4:12.
9. Por la misericordia - Tito 3:5.
10. Por la gracia - Ef. 2:5-8.
11. Por nosotros mismos - Hech. 2:10 (versión moderna).
12. Por el conocimiento - Isa. 53:11.
13. Por la predicación - 1 Cor. 1:21.
14. Por el evangelio - Rom. 1:16; 1 Cor. 15:1, 2.
15. Por la fe - Rom. 5:1.
16. Por el arrepentimiento - Lucas 13:3.
17. Por la confesión - Rom. 10:10.
18. Por el bautismo - 1 Ped. 3:21.
19. Por la esperanza - Rom. 8:24.
20. Por la obediencia nuestra - Rom. 6:16; Heb. 5:9.
21. Por invocar el nombre del Señor - Hech. 2:21; Rom. 10:13.
22. Por las obras - Sant. 2:24.
23. Por la perseverancia - Mat. 10:22.
24. Por la fidelidad - Apoc. 2:10; 1 Cor. 15:1, 2.
Conclusión: Todas estas cosas son esenciales para la salvación. La una no excluye la otra. Ser salvo por Dios no excluye ser salvo por Cristo. Ser salvo por la fe no excluye ser salvo por las obras. Ser salvo por la gracia no excluye el bautismo, etc.

"Serás salvo" ¿cuándo?

   El carcelero de Filipos preguntó, "¿qué debo hacer para ser salvo? ... Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos 16:30, 31). ¿Significa esto que él se salvó en el mismo momento en que creyó en Cristo? ¿En ese instante? En muchos textos la salvación se basa en creer en Cristo: "para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:15); "El que cree en mí, tiene vida eterna" (Juan 6:47); "todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre" (Hechos 10:43). Hay muchos textos que afirman que la salvación se basa en la fe, pero volvemos a nuestra pregunta: ¿se salva la persona en el mismo momento en que crea en Cristo? ¿Es la fe el único requisito para ser salvo? Vamos a ver.
"Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán" (Juan 5:25). En este texto Jesús dice que los que oyen su voz vivirán. ¿En ese instante? ¿En el mismo momento en que oigan vivirán? ¿Es el oír el único requisito para ser salvo? Nadie lo cree, pero el texto dice que los que oyen vivirán. De la misma manera muchos textos dicen que somos salvos por creer pero no dicen que somos salvos en el mismo momento en que creamos.
"¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!" (Hechos 11:18). Según este texto el arrepentimiento es para vida. Entonces, ¿se salva el hombre en el instante en que se arrepienta? Todos dirían que no, pero este texto dice que la salvación se basa en el arrepentimiento como otros textos dicen que la salvación se basa en la fe.
"Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación" (Romanos 10:10). Aquí la salvación se basa en la confesión de fe. ¿Somos salvos en el momento de creer? No, porque se tiene que confesar "para salvación".
"Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Romanos 10:13). ¿Puede el hombre ser salvo sin invocar el nombre del Señor? El texto dice claramente, "todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo". Entonces obviamente no se salva en el momento en que crea, porque tiene que invocar el nombre del Señor para ser salvo.
Muchísimos televangelistas y otros afirman que con sólo creer la gente se salva y que en el mismo momento en que crea, en ese instante se salvará. ¿Por qué no dicen lo mismo acerca de oír o de arrepentirse o de confesar o de invocar el nombre del Señor? Los textos que hablan de estos requisitos son tan claros y explícitos como los que hablan de la fe. (Véase también 1 Ped. 3:21, el bautismo nos salva).
¿Fue salvo Saulo de Tarso en el camino a Damasco cuando vio a Jesucristo? Muchos creen que sí, pero después de ver a Cristo, él "estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió" (Hechos 9:9). Cuando el hombre se salva se llena de gozo y paz. Se regocija mucho. Pero Saulo no se regocijó. Sin duda él creyó pero todavía estuvo en sus pecados.
No conviene decir a la gente lo que Dios no dice. Muchos de los que creen en Cristo no se salvan (Jn. 12:42). Aun los demonios creen, y tiemblan (Santiago 2:19), pero ¿son salvos? Así pues, cuando alguien pregunta "¿Qué debo hacer para ser salvo?" es indispensable imitar a Pablo y Silas: "Y le hablaron la palabra del Señor"; es decir, les predicaron el evangelio para que pudieran obedecerlo (léase Hech. 16:30-34). "Se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios" cuando obedeció al Señor. 

Creer y obedecer

 "¿Qué debo hacer para ser salvo?" Esta es la pregunta más importante de nuestra vida. Todos hemos pecado (Romanos 3:23) y por causa de esto nos espera el castigo eterno si no obtenemos el perdón de Dios.
Muchos religiosos contestan esta pregunta diciendo, "Simplemente reconoce que eres pecador, confiesa a Jesús como tu Salvador, y ora; con esto serás salvo". Pero ¿cómo contesta la Biblia?
Esta fue la pregunta hecha por el carcelero de Filipos. La respuesta fue "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos 16:30, 31). Desde luego, Pablo no quería decir que el carcelero sería salvo por la fe sola. Aunque en este texto Pablo no dijo nada del arrepentimiento ni de la oración, etc., muchos otros textos sí mencionan estos y otros requisitos.
Lo mismo se puede decir de Juan 3:16. Jesús dice, "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Jesús no quiere decir que somos salvos por la fe sola. La palabra creer abarca la obediencia (Jn. 3:36; Rom. 1:5; 16:19, 26).
El apóstol Pedro dice, "¿Cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?" (1 Pedro 4:17); también el apóstol Pablo habla de obedecer al evangelio en 2 Tesalonicenses 1:8 (Cristo vendrá "para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo"). Por tanto, es obvio que el creer de Juan 3:16 y Hechos 16:30 incluye la obediencia al evangelio.
Nadie cree en la salvación por "fe sola". Aunque muchos citan Juan 3:16 y Hechos 16:30 para probar que somos salvos por la fe sola, estos mismos explican que es necesario amar a Dios con todo el corazón (Mateo 22:37); que es necesario arrepentirse de los pecados (Lucas 13:3; Hechos 17:30); que es necesario invocar el nombre del Señor (Romanos 10:13); que es necesario confesar a Cristo (Mateo 10:32; Romanos 10:9, 10), etc. Es muy obvio, pues, que en realidad nadie cree que somos salvos por la fe sola. Entonces, ¿qué debemos hacer para ser salvos?
¿Qué dijo el apóstol Pedro cuando los judíos preguntaron, "¿qué haremos?" (Hechos 2:37). Guiado por el Espíritu Santo Pedro les dijo, "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (ver. 38). En el mismo sermón (ver. 21) Pedro había dicho, "Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo". Por eso, concluimos que "invocar el nombre del Señor" equivale a obedecer al evangelio, es decir, creer en Cristo, arrepentirse de los pecados, confesar a Cristo como el Hijo de Dios y ser bautizados para el perdón de los pecados.

Sustituir el Mandamiento

Introducción.
A. Ex 5:1-3, Dios dijo a Faraón, "deja ir a mi pueblo - todos, con ganado - viaje de tres días por el desierto para sacrificar".
B. Respuesta de Faraón: aumentar su trabajo, no darles paja.
C. Las primeras cuatro plagas.
I. Primer substituto propuesto por Faraón.
A. 8:25, no ir al desierto, sino que sacrifiquen a Dios en la tierra.
B. No quería hacer todo lo que Dios dijo, de la manera que El dijo.
C. Mas bien, propuso un término medio; quería sustituir el mandamiento.
D. Es lo que hacen muchos religiosos: consienten en prácticas mundanas, doctrinas falsas.
E. "Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación de los egipcios... ¿no nos apedrearían?" Para los egipcios los animales eran sagrados, porque eran dioses, o la reencarnación de algún ser humano.
F. ¡Cuántas personas proponen el mismo substituto ahora! "Puedo orar y hacer buenas obras, adorando a Dios dondequiera y comoquiera sin ser miembro de la iglesia". Cometen el mismo error que Faraón: quieren hacer sacrificios a Dios no en la iglesia sino en el mundo.
G. Seamos como Moisés: ofreceremos sacrificios como El nos manda.
II. Segundo substituto propuesto por Faraón.
A. No ir muy lejos, 8:28, "Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a Jehová vuestro Dios en el desierto, con tal que no vayáis más lejos".
B. Esta propuesta de Faraón describe la religión fronteriza. Luc. 9:62; 14:33; 17:32; Rom. 6:17, 18; 2 Cor. 6:14-7:1.
C. Entonces siguieron otras cuatro plagas.
III. El tercer substituto propuesto por Faraón.
A. Que fueran solamente los varones, "Id ahora vosotros los varones, y servid a Jehová" (10:11).
B. Faraón quería quedarse con las familias de los varones como rehenes, como garantía de que ellos volvieran.
C. A Satanás le gusta mucho la familia dividida (Mat. 10:35, 36).
D. Es necesario instruir a los hijos y criarlos "en disciplina y amonestación del Señor", Efes. 6:4; 2 Tim. 3:14, 15; Deut. 6:6, 7.
E. Esto incluye el culto familiar; no solamente en la congregación sino también en el hogar la familia debe cantar, orar, estudiar la Palabra y orar juntos.
F. Muchísimos jóvenes, criados en hogares de cristianos, no perseveran, y están perdidos.
G. Recuérdese Josué 24:15.
IV. El cuarto substituto propuesto por Faraón.
A. No llevar ovejas, vacas. Después de la plaga de tinieblas dijo, "Id, servid a Jehová; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas; vayan también vuestros niños con vosotros" (Éxodo 10:24).
B. Como los bancos, Faraón quería "seguridad".
C. Satanás cree que todos tienen su precio, Job 2:4; Núm. 22:6, 8, 19.
D. Satanás enseña que está bien asistir a los servicios con tal con tal que no sea generosa la ofrenda (2 Cor. 9:6, 7; 8:4, 5; 1 Tim 6:17, 18). Recordemos la exhortación de Jesús sobre esto: Mt 6:19-24. Dice Pablo la avaricia es idolatría (Col. 3:5) y que "raíz de todos los males es el amor al dinero" (1 Tim. 6:10).
E. ¿Cómo respondió Moisés? "Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni una pezuña" (Ex. 10:26).
F. Recordemos que toda la "propiedad", los ahorros e ingresos, todo es de Dios.
Conclusión:
A. Le quedó a Faraón una sola alternativa: rendirse incondicionalmente. Por eso, "hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo... tomad también vuestras ovejas y vacas" (12:31, 32).
B. "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros", Sant 4:7.
C. Moisés y Aarón no se comprometieron con Faraón, en nada.
D. Nos han dejado un ejemplo de la obediencia perfecta, sin tratar de sustituir el mandamiento de Dios.
E. Pedro y Juan imitaron su buen ejemplo: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres", Hech. 5:29.
F. También Pablo: "a los cuales ni por un momento accedimos a someternos" Gál. 2:5.

El arrepentimiento, Luc 13:1-5

I. Lo que no es el arrepentimiento
A. No es el remordimiento (pesar interno), Mat 27:3.
B. No es el temor del castigo, Hech 24:25 (Félix).
C. No es ser convencido de pecado, Juan 16:8; Hech 2:37.
D. No es la tristeza del mundo, 2 Cor. 7:10.
E. No es la oración, Prov 28:9; 15:8; Mat 7:21.
F. No es la asistencia y el hacer buenas obras.
G. No es la confesión de pecado, Prov 28:13.
H. No es decir "si te he ofendido", "si he pecado".
II. Lo que  es el arrepentimiento
A. Cambio de mente, reconocer falta, culpa, Mt 16:24.
B. Cambio de mente: oír, creer (como en los casos de conversión).
C. Cambio de voluntad: "arrepentido, fue" Mat 21:29.
D. Cambio de emociones: ama verdad, aborrece pecado.
E. Aceptar consecuencias del pecado, Luc 19:8; 15:19.
F. ¿Si mata? ¿si adultera? ¿tiene mujer que no es suya? ¿Qué debe hacer?
G. Arrepentirse y convertirse, Hech 3:19; 26:20; 2:38.
H. Volverse y ser como niños, Mat 18:3, 4 (humildad).
I. Lleva al cambio de vida, 1 Tes 1:9; Hech 16:33, 34.
III. Lo difícil del arrepentimiento
A. Negarse a sí mismo, Luc 9:23; 1 Cor. 9:27; Gál 2:20.
B. El hombre quiere justificarse a sí mismo, Luc 10:29.
C. No quiere reconocer su culpa; transfiere la culpa.
IV. Ejemplos del arrepentimiento
A. Nínive, Jonás 3; Mat 3:2,5,6; Luc 15:11-24; 1 Tes 1:9.
B. Casos de conversión: Hech 2:38,41; 9, 10, 16, 19:19.
V. Iglesias de Cristo que tenían que arrepentirse
A. Corinto: división, no disciplina, litigación, desorden.
B. Galacia: cambiaron el evangelio, volvieron a la ley.
C. Tesalónica: ociosos, no querían trabajar.
D. Efeso: has dejado tu primer amor, Apoc 2:4,5.
E. Pérgamo: toleraba la falsa doctrina, Apoc 2:14,15.
F. Tiatira: toleraba el pecado, Apoc. 2:20.
G. Sardis: estaba muerta, obras no perfectas, Apoc 2:2.
H. Laodicea: tibia, "te vomitaré de mi boca", Apoc 3:16.
I. El juicio comienza por la casa de Dios, 1 Ped 4:17.
VI. Por lo tanto, Luc 13:3, 5; Hech. 17:30
A. El mejor "don" sería el poder de convencer a todos a arrepentirse.
B. Luc 14:25-27,33 "no puede ... no puede ... no puede"

El Nuevo Nacimiento

Introducción:
A. El "nuevo nacimiento" (Juan 3:3-5) significa la conversión. Todos los casos de conversión en el libro de Hechos son ejemplos del "nuevo nacimiento".
B. Cristo empleó mucho lenguaje fi­gurado para ilustrar y hacer más clara su enseñanza. Pregunta a Nicodemo, "¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?" (v. 10). Esta pregunta indica que el tema no es complicado.
I. Cristo Da Énfasis Al Nacimiento Es­piritual, No Al Nacimiento Físico.
A. Fue necesario enseñar a los judíos que ya no serían pueblo de Dios simplemente por ser descendientes físicos de Abraham. Creían que el ser hijo de Abraham (judío) les garantizaba para siempre su lugar en el reino de Dios.
B. Juan el bautista y Jesús dieron golpes fuertes a la falsa confianza que tenían en su linaje físico (Mat. 3:9; 8:11,12; Luc. 16:24).
C. Jesús y Pablo enseñaron clara­mente que somos hijos de Abraham por fe y
no por sangre (Juan 8:39; Rom. 2:28,29; 4:12-16; Gál. 3:26-29; 6:15).
II. Debemos Nacer De Agua Y Del Es­píritu Para Entrar En El Reino.
A. El agua y el Espíritu están conec­tados no sólo en Juan 3:5, sino también en Mat. 28:19; Hechos 2:38; y Tito 3:5.
B. El agua es, obviamente, el bautismo. Juan bautizaba con agua (1:26; 3:23); Jesús y sus discípulos bautizaban (Juan 4:1,2); Jesús mismo fue bautizado en el río Jordán (Mat. 3:13-16); el bautismo de Mat. 28:19 tiene que ser en agua, porque los apóstoles no podían bau­tizar con el Espíritu Santo; los conversos en los Hechos fueron bautizados en agua (Hech. 8:36-39; 10:48).
1. Si no hay excusa para rehusar el arrepentimiento, tampoco hay excusa para rehusar el bautismo.
2. Si los "piadosos no bautizados" pueden ser salvos, entonces los "piadosos no creyentes" o los "piadosos no arrepen­tidos" pueden salvarse.
3. Los que rehúsan bautizarse para perdón de pecados (Hech. 2:38) hacen burla del nuevo nacimiento.
C. Pero el nuevo nacimiento no es meramente el bautismo en agua. Significa una sola cosa, la conversión, el nacimiento espiritual (v. 6, "lo que es nacido del Es­píritu, espíritu es"). El bautismo es el clí­max de la conversión; es el paso final, la frontera que cruzamos para entrar en el reino. Pero el nuevo nacimiento es una sola cosa, un nacimiento espiritual.
D. El nuevo nacimiento es la misma cosa que: la conversión; volver a Dios; convertirse en niños ("si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos", Mat. 18:3); la regeneración; la crucifixión de la carne, "nuestro viejo yo" (Biblia de las Américas), la sepultura de él en el bautismo, y la resurrección del "nuevo yo" para una vida nueva espiritual (para llevar el fruto del Espíritu); el des­pojarse de la vida pasada, y el
vestirse de Cristo; la circuncisión espiritual ("echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo, sepultados con él ... resucitados con él", Col. 2:11,12); etc.
III. "¿Pero No Dice Jesús Que El Nuevo Nacimiento Es Un Gran Misterio?"
A. Algunos maestros religiosos lo di­cen, pero Cristo no.
B. Juan 3:8 dice "El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu".
1. Algunos usan este verso para afir­mar que el nuevo nacimiento es un misterio, que es algo se siente y que no se puede expresar, que es más allá de la comprensión del hombre, etc.
2. Al contrario, Jesús emplea una ilus­tración del mundo natural para hacernos ver lo sencillo del nuevo nacimiento: el viento, como el Espíritu, es invisible. No sabemos de dónde viene el viento, ni a dónde va, pero sí vemos la obra del viento (vemos el movimiento de objetos movidos por el viento, escuchamos su sonido).
3. De la misma forma, vemos el resul­tado de la obra que el Espíritu hace en nuestras vidas por medio del evangelio; tiene gran impacto. Hace grandes cam­bios, y son cambios visibles.
4. Si no hay verdadero cambio de vida, cambio que se puede observar, entonces no hay nuevo nacimiento (aunque uno haya sido bautizado).
C. Pero el nuevo nacimiento no es un misterio. Los casos de conversión en los Hechos (el día de Pentecostés, los samari­tanos, el eunuco, Cornelio, Lidia, el carcelero, etc.) todos son ejemplos del nuevo nacimiento.
IV. ¿Cómo Se Lleva A Cabo El Nuevo Nacimiento?
A. El proceso del nuevo nacimiento es el proceso de la conversión.
B. Primeramente, se predica el evan­gelio, porque "la simiente es la palabra" (Lucas 8:11). Se requiere simiente para producir el nuevo nacimiento (vida espiri­tual).
1. 1 Cor. 4:15 "en Cristo Jesús yo os engendré ("llegué a ser vuestro padre", Biblia de las Américas) por medio del evangelio". La palabra "gennao" (traducida "engendrar") significa "nacer" o "hacer nacer".
2. 1 Ped. 1:3,23 "nos hizo renacer... renacidos... de simiente... incorruptible, por la palabra de Dios".
C. Cuando el evangelio se predica y se entiende, es como simiente que produce una nueva vida. La palabra entendida y aceptada nos mueve a creer y entonces la fe nos mueve a obedecer.
1. La palabra de Dios es instrumento moral, llega al corazón.
2. El corazón es la inteligencia, la vo­luntad, las emociones y la conciencia. La palabra tiene impacto sobre toda facultad del corazón. Cuando el oyente recibe la palabra, este instrumento divino cambia el entendimiento, la voluntad, las emociones y la conciencia, y a través del corazón cambia la vida. La palabra tiene gran poder, pero tiene que ser recibida.
D. Si no hay cambio de corazón, no hay nuevo nacimiento y no hay vida espiritual. Los que "se bautizan" sin cam­bio de corazón no nacen otra vez, no son espirituales, sino siguen sus vidas carnales, aunque sean miembros de la iglesia. ¡esta es la causa de la ruina de muchas congre­gaciones!
V. La Regeneración.
A. La palabra "regeneración" significa "nuevo nacimiento".
B. Mat. 19:28, en la "regeneración" los apóstoles ocuparían tronos.
1. ¿Cuándo? "cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria". En el día de Pentecostés Pedro dijo que Cristo estaba en su trono (Hech. 2:30-33); y la iglesia perseveraba en la doctrina apostólica (v. 42).
2. En ese día se predicó el evangelio en su plenitud por primera vez (ya se podía predicar a Cristo crucificado, resuci­tado y exaltado). Así empezó la etapa de la "regeneración"; en ese mismo día 3000 personas nacieron otra vez, llegaron a ser nuevas criaturas (2 Cor. 5:17).
C. Tito 3:5 "nos salvó... por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo".
1. El "lavamiento de la regeneración" es el agua del nuevo nacimiento (Jn. 3:5), o sea, el bautismo en agua para perdón de pecados.
2. Efes. 5:26 "habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra". El bautismo es el paso final de la conver­sión a Cristo. Se bautiza (se sepulta) el "viejo yo" ya crucificado.
3. Dicen los Bautistas que el bautismo es solamente un "retrato" de la rege­neración. Según esto Pablo dice que Dios nos salvó por el "retrato" de la rege­neración. Pero Pablo dice, "nos salvó... por el lavamiento (baño) de la rege­neración". Nos salva por el bautismo (1 Ped. 3:21).
4. "y por la renovación en el (dice el griego "del") Espíritu Santo. Esta expre­sión corresponde al "don del Espíritu Santo" de Hech. 2:38. El Espíritu Santo nos enseña el plan de salvación, y cuando oímos, creemos, nos arrepentimos, confe­samos nuestra fe y somos bautizados, Dios nos perdona (nos salva), y el Espíritu Santo sigue renovando nuestro corazón, así dándonos la vida nueva, la vida espiri­tual, por medio de las enseñanzas inspi­radas y por toda provisión (bendición) es­piritual que gozamos en Cristo (Efes. 1:3).
5. Es muy importante dar énfasis al proceso entero, y no solamente al bautismo. El nuevo nacimiento debe pro­ducir un corazón nuevo. Es como David dijo en el Sal. 51:10 "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí".
6. Luego el propósito final del nuevo nacimiento se ve en el v. 7, "para que justi­ficados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna".          

La Serpiente De Bronce

Num. 21:4-9; Juan 3:14,15

Introducción:
A. La historia de la serpiente de bronce se conoce bien porque Jesús se refiere a ella como tipo de su muerte en la cruz.
B. La Biblia -- los 66 libros -- es un solo libro, todo ligado. La revelación es una unidad.
C. En un sentido usted y yo estuvimos en ese incidente en el desierto. Los pecados de los israelitas ocasionaron el levantamiento de la serpiente de bronce que apuntaba hacia el levantamiento de Cristo sobre una cruz, evento que fue causado por los pecados nuestros, 1 Ped. 2:24.
D. Dice Cristo en Luc. 24:44 que hablaban de El la ley de Moisés, los profe­tas, y los salmos.
I. Una Rebelión Contra Dios Y Contra Moisés.
A. "Se desanimó el pueblo por el camino" (v. 4). El desaliento es la causa de muchos pecados. Por lo tanto, recordemos 1 Tes. 5:14 y Heb. 12:12,13.
B. "Habló el pueblo contra Dios y contra Moisés". Aquí hay tres males:
1. Dudaron de las promesas de Dios. Dice Ex. 15:17, "Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad"; pero el pueblo ahora dice, "No, sino nos trajiste aquí para morir en el desierto".
a. Deut. 6:23, "nos sacó de allá, para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres". Obsérvese la palabra "para"; nos sacó para traernos y darnos la tierra.
b. Pero el pueblo dudaba, ya no creía la promesa de Dios.
c. ¿Creemos nosotros Sus promesas? ¿Creemos que El nos sacó del pecado,
del reino de Satanás, para llevarnos a la morada celestial (Jn. 14:2)?
d. ¿Creemos que podemos en reali­dad echar en El toda la ansiedad (1 Ped. 5:7)?
2. Los judíos pusieron en tela de juicio el poder y bondad de Dios, aun después de ver tanta evidencia de ellos en el Mar Rojo, en el Monte Sinaí, y en el maná dia­rio.
a. Heb. 3:12 habla del "corazón malo de incredulidad". Dice a nosotros: "Mirad".
b. Trataron con desdén la provisión de Dios: "Nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano" (véase también Núm. 11:4-6).
1) A través de la historia los hombres han hecho lo mismo; compárese 1 Sam. 8:5,20. Así también hoy día hay hermanos que tratan con desdén el arreglo espiritual de Su iglesia con respecto a su naturaleza, organización y obra, queriendo imitar a las sectas.
2) Los falsos maestros tratan con des­dén el plan de salvación y el orden espiri­tual del culto de la iglesia.
3) Hasta la fecha hay millones que es­tán diciendo en efecto, "Suéltenos a Barrabás, y crucifique a Cristo".
3. Despreciaron al profeta de Dios. El pueblo cometió tres grandes males:
Dudaron de las promesas de Dios, trataron con desdén su provisión y bondad, y despreciaron a su profeta.
a. "Habló el pueblo contra Dios y con­tra Moisés".
b. Hech. 7:51,52, "Vosotros siempre re­sistís al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros". ¿Cómo lo hicieron? "¿A cuál de los profetas no per­siguieron vuestros padres?"
c. No escucharon ni a Enoc, ni a Noé, ni a Moisés, ni a los profetas, ni a los após­toles.
d. Pero no tendrán para siempre a los apóstoles. La paciencia de Dios es grande, pero no inagotable. Gén. 6:3, "No con­tenderá mi espíritu con el hombre para siempre".
1) En ese entonces había una ley, y un gran predicador que les llamó al patrón divino, y "esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca" (1 Ped. 3:20).
2) Pero su paciencia se agotó. El día de juicio vino. No lo esperaban: "estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé en­tró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos" (Mat. 24:38,39).
e. Siempre habrá gente como el pueblo de Núm. 21:5, hablando contra Dios y contra sus predicadores y seguidores. ¿Qué hacer cuando nos des­precian? Llamarles a la palabra maravi­llosa, a la regla que no es subjetiva, no es relativa y cambiable, predicarles todo el consejo de Dios.
f. Hace mucha falta en el mundo de hoy la predicación sencilla y directa.
II. La Retribución Segura E Ineludible.
A. V. 6, "Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían
al pueblo; y murió mucho pueblo de Is­rael".
B. Rom. 1:27, "recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío".
C. Mat. 26:52, "todos los que tomen espada, a espada perecerán".
1. Todos los que usen drogas, por drogas serán arruinados.
2. Todos los que tomen licor, por licor será destruido el hígado.
3. Todos los que fumen tabaco, por tabaco serán destruidos los pulmones.
D. Ex. 34:7, "de ningún modo tendrá por inocente al malvado".
E. Cuando el juez y el jurado sueltan a los criminales sin castigarles, entonces son criminales también el juez y el jurado.
F. ¿Hay mucho placer en el pecado? Sí, pero también hay dolor y sufrimiento. Satanás representa el pecado siempre placentero, pero no lo es.
1. Léase con cuidado el Salmo 51. Hay mucha miseria en el pecado.
2. Muchos creen que sería muy do­loroso dejar el pecado, Hech. 24:25.
3. Pero la verdad es que no quieren admitir que el pecado trae más miseria que gozo, más sufrimiento que placer.
G. Algunos tienen lástima de nosotros los cristianos, creen que nos privamos de muchos placeres.
1. Que nadie tenga lástima de mí por haber dejado el veneno de la serpiente. Me siento bastante feliz por haberme li­brado del veneno del pecado.
2. También parece que muchos creen que Dios escribió la Biblia para imponernos toda clase de prohibición y mandamiento para hacernos miserables.
a. Esto no es cierto. Cuando El dice "No harás" tal o cual cosa, está diciendo "No te hagas daño".
b. Sus leyes todas son buenas. Deut. 6:24; Efes. 6:3; 1 Ped. 3:10-12.
c. ¿Acaso usted ha oído a algún cris­tiano decir en su lecho de muerte "Estoy arrepentido de haber sido cristiano", que "siento mucho haber renunciado a tantos placeres mundanos", y que "me puede mucho haber servido a Dios por tantos años; en lugar de servir a Dios hubiera servido a Satanás"?
d. O tal vez algún familiar o amigo mundano le haya llamado a su lado en sus momentos finales sobre la tierra para de­cirle, "Oh, qué feliz me siento, qué gozo me ha traído Satanás, y por eso tengo muchas ganas de verle cara a cara, y estar con él eternamente en el infierno".
H. El castigo fatal, v. 6, "y murió mucho pueblo de Israel". Castigo apropiado, cas­tigo fatal. Rom. 6:23; Sant. 1:15.
IV. El Remedio Soberano.
A. Ningún israelita podía proveer un remedio. Nadie puede proveer uno ahora.
1. 2 Reyes 5:7, ningún hombre podía sanar la lepra.
2. El hombre peca, y luego Dios toma el primer paso para proveer el remedio. Dios hace lo que el hombre no puede hacer.
a. Jn. 3:14-16, Dios actuó, hizo algo, tomó el primer paso.
b. Rom. 5:8 "nosotros... siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros".
B. "Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá". ¿He aquí el remedio divino!
C. El remedio para nosotros queda re­velado en la Palabra de Dios.
1. La única manera de aprenderlo es "oír...la palabra" (Rom. 10:17).
2. Jn. 14:6, Cristo es el Camino, el único camino. Predicar a Cristo equivale a predicar el evangelio, Hech. 8:5, 12,35-38.
V. Requisitos Sencillos.
A. "Cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá". ¡Mirar y vivir!
B. Compárese Mar. 16:16; Hech. 2:38. ¿Qué plan más sencillo!
1. A veces se dice de algún sermón "Fue muy bueno, pero muy profundo para mí". A veces el río no es tan profundo, sino simplemente lodoso.
2. El problema a veces es que los predicadores hacen complicado lo que debe ser sencillo.
C. Muchos no quieren aceptar y obe­decer los requisitos sencillos.
1. Imagínese algún israelita que dijera "Bueno, yo sé que me mordió la serpiente, y que voy a morir, pero hay otros más en­fermos que yo".
2. Muchos dicen, "Hay otros peores que yo, aun en la iglesia".
3. Estoy esperando el día cuando al­guno diga, "Yo soy tan malo como cualquier miembro de la iglesia".
4. Algunos piensan reformar sus vidas sin obedecer al evangelio.
a. En tal caso, en lugar de ir al in­fierno como borracho, irá al infierno so­brio.
b. Es imposible borrar los pecados en esta forma.
D. Muchos religiosos solamente quieren discutir el remedio.
1. "Vamos a tener un diálogo sobre la serpiente de bronce".
2. "Vamos a analizar el tema para ver si tiene sentido mirar a una serpiente de bronce sobre un palo".
3. Imagínese algún israelita, ya mor­dido y moribundo, escuchando tal diálogo. ¿Qué hubiera pensado al escuchar decir al predicador, "Seguramente Moisés creía que ese remedio sería eficaz, pero hay dos puntos de vista"?
4. ¿Cuál israelita decía en esa ocasión, "No creo que haya poder en ninguna ser­piente de bronce para sanarme".
E. De esta forma hablan muchos del plan de salvación ahora. Hay mucho desacuerdo respecto a la necesidad del bautismo. Muchos dicen que no hay ninguna virtud en el agua para salvar, y aun se burlan del bautismo.
1. Sería bueno que los tales estudien 1 Cor. 1:26-31.
2. Recuérdese que no hay acepción de personas con Dios, Hech. 10:34.
VI. Una Responsabilidad Solemne.
A. No es necesario que nadie muera ahora.
B. Si algún israelita hubiera rehusado mirar a la serpiente de bronce, habría cometido suicidio. Lo mismo ahora, si al­guno rehúsa obedecer.
C. Los judíos que se reunieron el día de Pentecostés tuvieron el veneno del pecado en sus venas. Oyeron en esa opor­tunidad el evangelio de la gran provisión de Dios, el remedio divino.
D. Los 3000 judíos "miraron" y "vivieron".
E. Luego andaban por todas partes contando a otros acerca del remedio, Hech.
8:4; 11:19.
F. El mensaje de Dios ahora es lo mismo que en aquel entonces: Dios ha he­cho
Provisión, ahora tenemos el remedio. Jn. 3:14-16,36. ¡Mirar y vivir!