sábado, 15 de marzo de 2014

La Gente Trata De Adorar A Pablo Y Bernabé


Escrituras:  Hechos 14:8-28

Antecedentes:

Pablo y Bernabé predicaban el evangelio de Cristo en las ciudades de Listra y Derbe, así como los alrededores (Hch. 14:6).  Esta región se encontraba en la parte sur de Galacia, que ahora es parte de Turquía.  Pablo les escribió una carta a las gentes de esta región (Gá 1:2).

Esta gente era pagana, o sea que adoraban a varios dioses, al mismo tiempo eran de disposición bélica, o sea dispuestos a hacer guerra.  No había sinagogas judías en Listra, por tanto.  Pablo predicaba al aire libre.

Hechos Bíblicos:

En Listra había un hombre que siempre estaba sentado porque sus pies no eran capaces de mantenerlo en pie.  Estaba imposibilitado desde su nacimiento (Hch. 14:8).  Mientras escuchaba a Pablo que predicaba, el hombre comenzó a creer (Hch. 14:9).  Pablo que ya lo había observado, le dijo en voz alta:  “...Levántate derecho sobre tus pies.  Y él salto y anduvo” (Hch. 14:9-10). 

Debemos recordar que estos milagros se llevaban a cabo con el objeto de que la gente se convenciera y creyera, pero no necesariamente para sanar a la gente (Jn. 20:30-31).  Pero la gente empezó a actuar en forma tonta.  Creyeron que Pablo y Bernabé eran dioses.  Y que habían sanado al cojo con un poder propio de ellos (Hch. 14:11).  No sabían que solamente Dios podía sanar al cojo (Hch. 3:12-16).

La gente decía:  “...Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros.”  A Bernabé le llamaron “...Júpiter...”.  Ese era el dios pagano principal.  Y a Pablo le llamaron.  “...Mercurio...” (Hch. 14:12).

En su religión pagana creían que Mercurio era el portavoz de Júpiter y por eso a Pablo le llamaban Mercurio (Hch. 14:12).  Hasta el sacerdote principal de esta religión pagana quería ofrecer un sacrificio a Pablo y Bernabé.
Imagínense ustedes lo terrible de estas acciones cuando Pablo estaba tratando de darles a conocer el Dios verdadero y nuestro Salvador Jesucristo (Hch. 14:7-15).  Pero las gentes no entendieron.  Sino que trataron de hacer a estos hombres, que eran siervos del verdadero Dios, dioses falsos y paganos.

Pablo y Bernabé, por fin se dieron cuenta de lo que esas gentes estaban haciendo, y se horrorizaron.  Para mostrar que no estaban de acuerdo con eso, Pablo y Bernabé se rasgaron sus ropas y se lanzaron entre la multitud gritando:  “...Varones, ¿por qué hacéis esto? 

Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.”  (Hch. 14:14-15; 1 Co. 8:4-6) Finalmente, Pablo y Bernabé lograron detener a la gente en sus intentos de adorarles (Hch. 14:18).

Pero, luego unos de Antioquía y de Iconio, que odiaban a Pablo y no querían creer en Dios, vinieron a Listra.  Y convencieron a la gente para que apedrearan a Pablo.  Luego, después de apedrearlo, arrastraron su cuerpo hacia las afueras de la ciudad, más allá de las paredes que circundaban Listra, y le dejaron por muerto (Hch. 14:19).  Un día le creían un dios y al siguiente le querían matar.  Los hombres hicieron lo mismo a Cristo.  Un día estaban dispuestos a seguirle.  Pero también muy pronto le mataron.

Ilustración:

Francisco siempre tenía muchos deseos de ir a la iglesia a adorar a Dios.  Muy a menudo pensaba que sería algo maravilloso poder ver a Dios algún día.

Un domingo, uno que predicaba vino a visitarles a su casa.  Era un hombre alto y muy distinguido.  Francisco nunca había escuchado a nadie que enseñara como él.  Y se le ocurrió pensar que a lo mejor este hombre era Dios.  Así que Francisco le preguntó:  “Usted habla tan bien, ¿es usted Dios?”  El predicador dijo:  “No, por supuesto que no.  Yo soy solamente un cristiano, siervo de Dios.  Hace algún tiempo yo también fui un niño como tú.  Ahora soy un hombre. 

Nunca debemos adorar a ningún hombre.  Solamente debemos adorar y reverenciar a nuestro Padre Celestial.  El es nuestro único y verdadero Dios vivo.”

Luego el predicador cogió entre sus manos la mano de Francisco y le dijo:  “Nunca veneres a ningún hombre o animal, o piedra o imagen o ídolo.”  “Adora solamente a nuestro Dios, nuestro Padre Celestial.”

Hasta la fecha, años más tarde, Francisco aún recuerda el sabio consejo de ese predicador.

Aplicación:

Nunca debemos venerar o adorar a lo creado, hombre, bestia o objeto.  Cuando olvidamos al Creador, nuestro Dios, solamente lo peor nos puede suceder (Ro. 1:24-32).



Versículo para memorizar:
 
“...Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo,...”
--Hechos 14:15
Preguntas:

1.      ¿Qué era lo que el hombre que Pablo sanó, nunca había podido hacer?  Hch. 14:8

2.      ¿Quién creyeron las gentes que Pablo era?  Hch. 14:12

3.      ¿Quién creyeron las gentes que Bernabé era?  Hch. 14:12

4.      La gente junto con su sacerdote mayor iban a ofrecer un sacrificio de ________ y de __________ a Pablo y Bernabé.  Hch. 14:13

5.      Pablo les dijo que debían convertirse al Dios ________.  Hch. 14:15

6.      Fue difícil detener a la gente para que no les adorasen.  Hch. 14:18 
Falso     o     Verdadero

7.      Los enemigos de Pablo y Bernabé venían de _______ y de _______.  Hch. 14:19

8.      Apedrearon a Pablo afuera de las murallas de la ciudad.  Hch. 14:19  
Falso     o     Verdadero

9.      Pablo era un cobarde.  Se levantó y corrió.  Hch. 14:20
Falso     o     Verdadero

10. ¿Debemos venerar a cualquier hombre?  (Hch. 14:15; Mt. 23:8-12; Hch. 12:22-23)
(si)       o      (no)




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