Lección 9
Estableciendo diferencia entre lo bueno
y lo malo
En
Hebreos 5.13,14 se describe a los cristianos en dos etapas de su desarrollo o
crecimiento, en niños y en adultos. Estos últimos "tienen sus sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y el mal". Esto plantea un
problema a los cristianos sinceros: En qué forma discernir lo que es bueno y lo
que es malo. Nadie pude saber la respuesta a este dilema
"automáticamente". No hay persona en la tierra que pueda hacer esta
elección por usted o por mí. Es la voluntad de Dios la que resuelve en este
asunto. Esta lección nos ayudará a estar preparados a comprender la voluntad de
Dios.
1. La Biblia dice claramente que algunas
cosas son malas
Para
lo que se menciona en la Biblia, el problema está resuelto. Pero no todos los
pecados están enumerados en la Biblia, pues si así fuera, la lista no
terminaría nunca. Hay listas de pecados específicos en Efesios 5.3-6; Gálatas
5.19-21 y 1 Corintios 6.9-10. (Siempre que se encuentre con palabras poco
conocidas, es conveniente usar el diccionario). Como se podrá ver, hay algunos
nombres de pecados que se repiten; también se trata generalmente de pecados que
son reconocidos por todos como perjudiciales.
2. Los hechos semejantes a esos también
son pecados
Léase
nuevamente Gálatas 5.19-21. Lo último que dice es: "cosas semejantes a
estas". Así, pues cuando tengamos duda acerca de algo, podemos ver si está
en la lista, o si se parece a alguna de las que figuran en ella. Además, en
Gálatas 5.22,23 se encuentra una lista de actos buenos; y escribiendo ambas
listas en forma paralela e una hoja de papel será fácil apreciar si algún acto
del que se duda se acerca más a lo que la lista condena, a lo que aprueba o viceversa.
Por ejemplo, la Biblia no condena específicamente los juegos de azar, sin
embargo es fácil comprender que puede agregare este acto a los comprendidos en
las palabras "cosas semejantes".
3. Todo acto que moleste a la conciencia
es malo
Esto
se nos enseña en Romanos 14.23. "Lo que no proviene de fe" tiene
relación con la conciencia (Hechos 24.16). Aun cuando la conciencia no es una
guía perfecta, no debe irse contra ella. La conciencia es la parte de nosotros
mismos, la cual nos indica si hemos hecho algo contrario a lo que se nos ha
enseñado que es bueno. Podemos fácilmente ver que la forma en que la conciencia
actúa depende de la forma en que se nos haya educado. Lo importante es recordar
que si abusamos de nuestra conciencia, ésta no podrá ayudarnos ya a discernir
lo bueno de lo malo y a obrar en común acuerdo. Dios describe esta mala
condición como "tener la conciencia calcinada como con un hierro
ardiente". En la misma forma en que los nervios muertos ya no siente, así
la conciencia de la que se ha abusado dejará de avisarnos cuando hemos
procedido mal (1 Timoteo 4.2).
4. El consejo de otros cristianos puede
ayudarnos
Hebreos
5.14 dice que los cristianos "adultos" pueden discernir mejor lo
bueno de lo malo. La experiencia enseña lecciones que no pueden ser aprendidas
en ninguna otra forma. Es por esto que es necesaria la ayuda de otros
cristianos en este asunto. En 1 Reyes 12.6-20 se narra la historia de un rey
joven, la cual enseña en forma magnífica el valor del consejo de personas de
mayor edad y con experiencia de la vida. Los ancianos, maestros y predicadores
son algunas de las personas con quienes podemos consultar nuestros problemas.
Tito 2.3,4 enseña que las mujeres de edad deben enseñar a las jóvenes.
5. Estudiar el efecto de algunos actos
en otras personas
Más
que ninguna ora persona, el cristiano debe tener siempre presente la influencia
de su ejemplo en otras personas. Debemos pensar en nuestra influencia sobre los
que no son cristianos. No es posible convertir totalmente a nadie, únicamente
comprobándole cuál es la doctrina buena. La forma de vida de los cristianos
tiene una influencia decisiva para la conversión de los que no lo son (1
Timoteo 4.12).
También
es de considerarse la influencia que podamos ejercer sobre los cristianos.
Cualquier acto que pueda ocasionar que un cristiano peque o se desaliente es
malo (1 Corintios 8.8-13).
6. Estudio del efecto de algunos actos
en uno mismo
Todos
tenemos dos partes en nuestro ser: la física (el cuerpo) y la espiritual (la
mente y el alma). Debemos considerar el efecto de determinados actos sobre
ambas partes.
Estudie
1 Corintios 6.13-20. Este pasaje nos muestra que nuestro cuerpo e "para la
gloria de Dios", y además, que es "el templo del Espíritu
Santo". Debemos glorificar a Dios en nuestros cuerpos. Esto significa que
debemos cuidar de nuestro cuerpo. Lucas 2.52 indica que Jesús también cuidó de
su cuerpo físico.
Sin
embargo, de mayor importancia aún, es el efecto de los actos malos en nuestro
espíritu. Hay algunos de ellos que hacen que la persona se preocupe menos de
adorar a Dios, de leer la Biblia y de llevar una vida cristiana (Salmo 101.3).
Algunos actos que no son malos en sí, pueden absorber el tiempo del cristiano,
restándolo al que puede dedicarse a la adoración, la lectura de la Biblia y a
la vida cristiana en general. Estas cosas son malas cuando llegan a tal extremo
(Mateo 6.33).
7. ¿Le ocasiona algún acto al
desperdicio de tiempo o dinero?
Los
cristianos deben considerarse como "mayordomos" de su tiempo, dinero
y todo lo que Dios les ha concedido. Vea usted la palabra "mayordomo"
en un diccionario. Se nos pide usar lo que Dios nos ha dado para poder estar
preparados a dar buena cuenta a Dios (Mateo 5.14-30). Efesios 5.15,16 enfatiza
el uso que debemos dar a nuestro tiempo. Muchos de nosotros desperdiciamos el
tiempo que debería bastar para leer la Biblia completa durante un año. Quizás
una nación pagana podría ser evangelizada con el dinero que nosotros
desperdiciamos.
El
descanso y la distracción no son en forma alguna desperdicio de tiempo y
dinero, puesto que preparan nuestro cuerpo y mente para hacer mejor nuestro
trabajo. Jesús descansó. También fue invitado a la fiesta de una boda.
8. Hagamos la pregunta: ¿Haría Jesús
esto?
Cuando
llegamos a conocer bien una persona, podemos imaginarnos lo que le gusta y lo
que le disgusta. Así ocurre con Jesús. Mientras más conozcamos su vida y
enseñanzas, mejor podemos discernir lo que es bueno o malo, haciéndonos la
pregunta: "¿Haría Jesús esto?" Si siente usted en lo profundo de su corazón
que él no lo haría, probablemente se trata de algo malo.
Con
gran probabilidad usted puede recordar a alguien, tal como un maestro o
maestra, su madre o su padre cuando usted era pequeño, que le lanzaba una
mirada de reproche cuando estaba haciendo algo indebido. Será de mucha ayuda
para usted recordar siempre que Jesús está mirándonos. Nos ve con intenso
interés (Salmo 139.1-4). Cuando escribió a varias iglesias, Jesús les dijo:
"Conozco tus obras". Leer Apocalipsis 2.2, 9,13,19. El recordar
siempre esto, nos ayudará ciertamente a discernir lo bueno de lo malo.
Testimonio personal
1.
¿Conoce usted algún cristiano "adulto" en quien sienta usted
confianza para pedirle consejo?
2.
¿Está usted convencido de que siempre reflexiona en el efecto que su conducta
puede tener sobre otras personas?
3.
¿Está usted verdaderamente haciendo lo posible por tener una buena conciencia?
4.
Cuando tenga usted duda acerca de algún acto, está dispuesto a preguntarse y
responderse sinceramente la pregunta: ¿Haría Jesús esto?
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