viernes, 14 de marzo de 2014

Curso Bíblico Avanzado

Lección 10
Continuando el crecimiento
Los "niños" en Cristo deben seguir creciendo en la misma forma en que lo hacen los niños en el hogar. El crecimiento es necesario en todas las cosas de la vida: en la ciencia, en los negocios, en la industria, todos se esfuerzan por avanzar o crecer. Los siguientes textos enfatizan el crecimiento cristiano: Efesios 2.19-21; 4.14.15; 1 Pedro 2.2; 2 Pedro 3.18; 2 Tesalonicenses 1.3.
El crecimiento en sí mismo no es suficiente. Debe ser un crecimiento bien equilibrado y completo en todo sentido. El cristiano, por tanto, debe crecer en celo, en capacidad para enseñar, en fe, en carácter semejante al de Cristo, en buenas obras. Tampoco debe estar lleno de conocimientos teóricos, mientras que en la práctica sigue siendo diferente a Cristo.
Esta lección nos enseñará a crecer en la vida cristiana.
I. Impedimentos para crecer
1. Falta de esfuerzo. El crecimiento del cristiano no es automático. Puede permanecer siendo "niño" durante muchos años (Hebreos 5.13; 1 Corintios 3.1,2). La crecimiento implica esfuerzo, y hay muchos que escogen el camino de la pereza y la pasividad.
2. Desaliento. Algunos principian bien, pero luego se desaniman y abandonan todo. Esto puede deberse a dificultades en la iglesia, a dificultades personales, a falta de estímulo, a falta de enseñanza o conocimiento (esto hace que el estudio de la Biblia resulte muy dificultoso). Pocos de nosotros podremos tener los motivos de desaliento que tuvo Pablo (2 Corintios 11.24-28; Filipenses 1.15-20). Frecuentemente el desaliento viene a consecuencia de un sentimiento de inutilidad. Para curar esto léase 1 Corintios 15.58.
3. El atrofia. Hay una ley que enseña que todo órgano que no se usa se atrofia. Por ejemplo, si un cuchillo se deja sin usar y mojado, se llenará de herrumbre. Mateo 25.14-30 enseña en qué forma opera esta ley. Perdemos nuestras capacidades, conocimientos y oportunidades si dejamos de usarlos.
4 La ley de la interferencia. Las plantas, los árboles y las flores no alcanzan su debido desarrollo cuando se siembran muy juntos unos de otros. Los cristianos pueden, en forma semejante, dejar que otras cosas se aglomeren en su alma, impidiéndoles su crecimiento (Marcos 4.18,19). Un hombre de negocios puede ser absorbido de tal manera por sus propios negocios, que se olvida totalmente de los de Dios. Una mujer puede dedicarse tan ardientemente a las tareas de su hogar, que se olvida de Dios. Una persona joven puede sentirse tan ocupada con los estudios que abandona la oración, la lectura de la Biblia y las buenas obras. Esto es muy fácil. Leer lo que pasó en el relato de 1 Reyes 20.3,40.
Algunas sugerencias para el progreso en el crecimiento
1. Ser activo en la obra de su iglesia.
Es esencial que todo cristiano principie de inmediato a trabajar en la obra de su iglesia. Hay trabajo para todos, pero es un error tratar de hacer el trabajo para el que no está preparado (Salmo 84.10). Aquí se trata de un trabajo completamente sencillo, pero David se sintió feliz de hacerlo. No importa cuán pequeño parezca un trabajo, usted debe encontrar algo que hacer en su iglesia. Estas son algunas sugerencias:
Trate de convertir a alguna persona. Lea lo que hicieron dos discípulos de Jesús (Juan 1.4-46). Debemos ser ganadores de almas para Cristo (Mateo 4.19). Esto puede lograrse invitando a lo amigos a ir a las reuniones de la iglesia con usted, estudiando la Biblia con ellos en su hogar, repartiendo folletos sobre temas bíblicos o llevando a algún cristiano "adulto" con usted para evangelizar. Una de las experiencias más felices de la vida es la de saber que se es directamente el causante de que alguna persona se haya convertido.
Ofrezca sus servicios a los ancianos de su iglesia. Estos hermanos se darán cuenta de sus capacidades. Muchas veces tienen trabajo que debe hacerse, pero no se animan a invitar a las personas para que lo hagan, porque no saben si están dispuestas a hacerlo. Los hombres tienen distintas tareas que desempeñar en la iglesia de las que le tocan a las mujeres, pero hay trabajo para todos. Lo importante es tener el espíritu de Isaías, como vemos en Isaías 6.8.
Busque usted mismo algún trabajo que deba hacerse. El empleado ideal es aquel que busca trabajo que hay que hacer, sin necesidad que nadie se lo señale, paso a paso. La mayoría de nosotros somos muy buenos para critica a los demás. Esta tendencia puede ser bien aprovechada en la siguiente forma: Cuando algo que se hace en la iglesia no le parece bien hecho, trate de hacerlo usted mismo. Los errores de los demás pueden ser nuestra oportunidad. Nuestra capacidad de crítica puede ser una forma que use Dios para indicarnos el trabajo que podemos hacer.
II. Buscar y seguir un programa de estudio con regularidad.
Hemos seguido un programa sobre el estudio de la Biblia. El estudio nos proporcionará el alimento espiritual que necesitamos para nuestro crecimiento como cristianos. Ahora debe usted buscar un programa regular para estudiar la Biblia y otros estudios relacionados con éste. Hay muchos libros sobre temas bíblicos que pueden servirle de ayuda. También es bueno leer periódicos evangélicos. La persona que le ha dado este curso puede orientarlo en ese asunto. Pablo nunca dejó de estudiar, aun siendo anciano y estando en prisión (2 Timoteo 4.13). El eunuco etíope aun cuando no era cristiano y no podía entender mucho de lo que leía, puede avergonzarnos con su empeño para tratar de estudiar la Biblia (Hechos 8.27-31).
III. Ejercer un continuo examen de sí mismo
Hay niños que marcan su estatura pintando una rayita en la pared cada año, para ver lo que han crecido durante el mismo. Luego, miden con un metro no estatura. El examen de sí mismo es indispensable. Los negocios hacen su inventario periódicamente. Las escuelas efectúan exámenes también periódicamente. Si no hacemos esto, nunca podremos conocer nuestra condición real. Entonces, nos podrá suceder lo que le sucedió a la iglesia de Laodicea (Apocalipsis 3.17,18; 2 Corintios 13.4). Algún día todos seremos examinados por Cristo. Y, naturalmente, no desearemos que se nos diga lo que el gran rey oyó en el relato de Daniel 5.27.
A continuación hay una lista de las cosas que cada cristiano debe preguntarse a sí mismo tan a menudo como sea posible:
¿Tengo un conocimiento mayor de la Biblia del que tenía yo hace un año?
¿Tengo tanto interés ahora en la iglesia como cuando fui bautizado?
¿He ayudado a alguien a convertirse a Cristo?
¿Me estoy gozando en llevar una vida verdaderamente cristiana?
¿Han mejorado mi vida y mi carácter, y se han enmendado mis flaquezas para hacerme cada vez más semejante a Cristo?
¿Estoy siendo ejemplo para otros cristianos?
¿He abandonado alguna buena práctica que seguí anteriormente, como la oración, el estudio de la Biblia y la asistencia a los servicios de adoración?
El examen de sí mismo es difícil, pero el crecimiento es imposible sin el.
Testimonio personal
1. ¿Ha iniciado usted algún estudio bíblico con regularidad?
2. ¿Ha tratado de convertir a alguien?
3. ¿Desea usted sinceramente y se ha hecho el firme propósito de crecer en su vida cristiana?

4. ¿Cuál cree usted que sea el principal obstáculo para su crecimiento en la vida cristiana?

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