Lección 10
Continuando el crecimiento
Los
"niños" en Cristo deben seguir creciendo en la misma forma en que lo
hacen los niños en el hogar. El crecimiento es necesario en todas las cosas de
la vida: en la ciencia, en los negocios, en la industria, todos se esfuerzan
por avanzar o crecer. Los siguientes textos enfatizan el crecimiento cristiano:
Efesios 2.19-21; 4.14.15; 1 Pedro 2.2; 2 Pedro 3.18; 2 Tesalonicenses 1.3.
El
crecimiento en sí mismo no es suficiente. Debe ser un crecimiento bien
equilibrado y completo en todo sentido. El cristiano, por tanto, debe crecer en
celo, en capacidad para enseñar, en fe, en carácter semejante al de Cristo, en
buenas obras. Tampoco debe estar lleno de conocimientos teóricos, mientras que
en la práctica sigue siendo diferente a Cristo.
Esta
lección nos enseñará a crecer en la vida cristiana.
I. Impedimentos para crecer
1. Falta de esfuerzo. El crecimiento del cristiano no es automático. Puede permanecer
siendo "niño" durante muchos años (Hebreos 5.13; 1 Corintios 3.1,2).
La crecimiento implica esfuerzo, y hay muchos que escogen el camino de la
pereza y la pasividad.
2. Desaliento. Algunos principian bien, pero
luego se desaniman y abandonan todo. Esto puede deberse a dificultades en la
iglesia, a dificultades personales, a falta de estímulo, a falta de enseñanza o
conocimiento (esto hace que el estudio de la Biblia resulte muy dificultoso).
Pocos de nosotros podremos tener los motivos de desaliento que tuvo Pablo (2
Corintios 11.24-28; Filipenses 1.15-20). Frecuentemente el desaliento viene a
consecuencia de un sentimiento de inutilidad. Para curar esto léase 1 Corintios
15.58.
3. El atrofia. Hay una ley que enseña que todo
órgano que no se usa se atrofia. Por ejemplo, si un cuchillo se deja sin usar y
mojado, se llenará de herrumbre. Mateo 25.14-30 enseña en qué forma opera esta
ley. Perdemos nuestras capacidades, conocimientos y oportunidades si dejamos de
usarlos.
4 La ley de la interferencia. Las plantas, los árboles y las flores no alcanzan su debido desarrollo
cuando se siembran muy juntos unos de otros. Los cristianos pueden, en forma
semejante, dejar que otras cosas se aglomeren en su alma, impidiéndoles su
crecimiento (Marcos 4.18,19). Un hombre de negocios puede ser absorbido de tal
manera por sus propios negocios, que se olvida totalmente de los de Dios. Una
mujer puede dedicarse tan ardientemente a las tareas de su hogar, que se olvida
de Dios. Una persona joven puede sentirse tan ocupada con los estudios que
abandona la oración, la lectura de la Biblia y las buenas obras. Esto es muy
fácil. Leer lo que pasó en el relato de 1 Reyes 20.3,40.
Algunas sugerencias para el progreso en el crecimiento
1. Ser activo en la obra de su iglesia.
Es
esencial que todo cristiano principie de inmediato a trabajar en la obra de su
iglesia. Hay trabajo para todos, pero es un error tratar de hacer el trabajo
para el que no está preparado (Salmo 84.10). Aquí se trata de un trabajo
completamente sencillo, pero David se sintió feliz de hacerlo. No importa cuán
pequeño parezca un trabajo, usted debe encontrar algo que hacer en su iglesia.
Estas son algunas sugerencias:
Trate
de convertir a alguna persona. Lea lo que hicieron dos discípulos de Jesús
(Juan 1.4-46). Debemos ser ganadores de almas para Cristo (Mateo 4.19). Esto
puede lograrse invitando a lo amigos a ir a las reuniones de la iglesia con
usted, estudiando la Biblia con ellos en su hogar, repartiendo folletos sobre
temas bíblicos o llevando a algún cristiano "adulto" con usted para
evangelizar. Una de las experiencias más felices de la vida es la de saber que se
es directamente el causante de que alguna persona se haya convertido.
Ofrezca
sus servicios a los ancianos de su iglesia. Estos hermanos se darán cuenta de
sus capacidades. Muchas veces tienen trabajo que debe hacerse, pero no se
animan a invitar a las personas para que lo hagan, porque no saben si están
dispuestas a hacerlo. Los hombres tienen distintas tareas que desempeñar en la
iglesia de las que le tocan a las mujeres, pero hay trabajo para todos. Lo
importante es tener el espíritu de Isaías, como vemos en Isaías 6.8.
Busque
usted mismo algún trabajo que deba hacerse. El empleado ideal es aquel que
busca trabajo que hay que hacer, sin necesidad que nadie se lo señale, paso a
paso. La mayoría de nosotros somos muy buenos para critica a los demás. Esta
tendencia puede ser bien aprovechada en la siguiente forma: Cuando algo que se
hace en la iglesia no le parece bien hecho, trate de hacerlo usted mismo. Los
errores de los demás pueden ser nuestra oportunidad. Nuestra capacidad de
crítica puede ser una forma que use Dios para indicarnos el trabajo que podemos
hacer.
II. Buscar y seguir un programa de
estudio con regularidad.
Hemos
seguido un programa sobre el estudio de la Biblia. El estudio nos proporcionará
el alimento espiritual que necesitamos para nuestro crecimiento como
cristianos. Ahora debe usted buscar un programa regular para estudiar la Biblia
y otros estudios relacionados con éste. Hay muchos libros sobre temas bíblicos
que pueden servirle de ayuda. También es bueno leer periódicos evangélicos. La
persona que le ha dado este curso puede orientarlo en ese asunto. Pablo nunca
dejó de estudiar, aun siendo anciano y estando en prisión (2 Timoteo 4.13). El
eunuco etíope aun cuando no era cristiano y no podía entender mucho de lo que
leía, puede avergonzarnos con su empeño para tratar de estudiar la Biblia
(Hechos 8.27-31).
III. Ejercer un continuo examen de sí
mismo
Hay
niños que marcan su estatura pintando una rayita en la pared cada año, para ver
lo que han crecido durante el mismo. Luego, miden con un metro no estatura. El
examen de sí mismo es indispensable. Los negocios hacen su inventario
periódicamente. Las escuelas efectúan exámenes también periódicamente. Si no
hacemos esto, nunca podremos conocer nuestra condición real. Entonces, nos
podrá suceder lo que le sucedió a la iglesia de Laodicea (Apocalipsis 3.17,18;
2 Corintios 13.4). Algún día todos seremos examinados por Cristo. Y,
naturalmente, no desearemos que se nos diga lo que el gran rey oyó en el relato
de Daniel 5.27.
A continuación hay una lista de las cosas que cada cristiano debe
preguntarse a sí mismo tan a menudo como sea posible:
¿Tengo un conocimiento mayor de la
Biblia del que tenía yo hace un año?
¿Tengo
tanto interés ahora en la iglesia como cuando fui bautizado?
¿He
ayudado a alguien a convertirse a Cristo?
¿Me
estoy gozando en llevar una vida verdaderamente cristiana?
¿Han
mejorado mi vida y mi carácter, y se han enmendado mis flaquezas para hacerme
cada vez más semejante a Cristo?
¿Estoy
siendo ejemplo para otros cristianos?
¿He
abandonado alguna buena práctica que seguí anteriormente, como la oración, el
estudio de la Biblia y la asistencia a los servicios de adoración?
El examen de sí mismo es difícil, pero el crecimiento es imposible sin
el.
Testimonio personal
1.
¿Ha iniciado usted algún estudio bíblico con regularidad?
2.
¿Ha tratado de convertir a alguien?
3.
¿Desea usted sinceramente y se ha hecho el firme propósito de crecer en su vida
cristiana?
4.
¿Cuál cree usted que sea el principal obstáculo para su crecimiento en la vida
cristiana?
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