viernes, 14 de marzo de 2014

Curso Bíblico Avanzado

Lección 8
Venciendo al pecado
Para que podamos llegar al cielo debemos obtener el perdón, no solamente por pecados pasados sino también para mantenernos libres de pecado (Apocalipsis 2.10). Satanás hará todo lo posible para hacernos pecar (1 Pedro 5.8). Sin embargo, tenemos la ayuda de Dios, y Dios vence el poder de Satanás, según se explica en 1 Corintios 10.13. La ayuda de Dios es para los que se resisten hasta el límite de sus fuerzas. Esta lección trata de cómo podemos obtener ayuda para vencer al pecado.
I. Como crece el pecado
Para encontrar la curación de una enfermedad, los médicos deben saber primero en que forma se desarrolla la enfermedad: cómo entró al cuerpo, qué parte del mismo afecta y en qué forma lo hace. Cuando tales cosas son conocidas, es posible desarrollar un plan para atacar a la enfermedad.
Santiago 1.12-15 describe la forma en que el pecado se desarrolla en el hombre. Primero estudiaremos este desarrollo, y luego veremos qué es lo que puede ayudarnos a vencer el pecado. Hay que leer este pasaje con todo cuidado.
Primera etapa: Tentación (ver. 14). Antes de que se cometa el pecado, ha existido la tentación. Esta incluye dos cosas: 1) el deseo vehemente o codicia de algo; 2) la seducción, que es la oportunidad y el estímulo para satisfacer el deseo. Así, se puede poner en una sencilla fórmula, como sigue:
Tentación = Deseo + Oportunidad
He aquí una sencilla ilustración: Un niño siente la tentación de robar algunos panecillos, cuando los desea y tiene oportunidad de tomarlos. La tentación será muy fuerte si de veras tiene un gran deseo de los panecillos, y si se la facilita apoderarse de ellos.
Por supuesto que comprendemos bien que el ser tentado, no es pecaminoso. Jesús mismo fue tentado por Satanás, pero no pecó (Hebreos 4.15).
Segunda etapa: Pecado (ver. 15). "Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado". Esto significa sencillamente que una tentación se convierte en pecado cuando se actúa, cediendo a ella. Vimos que la tentación era deseo y oportunidad. El pecado abarca estas dos cosas, agregando a ellas la acción. Se expresa la fórmula así:
Pecado = Tentación + Acción
Tercera etapa: Castigo final (ver. 15). "El pecado, siendo consumado, da a luz la muerte". Esta muerte que se menciona aquí, es descrita en Apocalipsis 20.12-15. El pecado es "completo", cuando el pecador se niega a arrepentirse de él. En una fórmula, esto se indica así:
Castigo eterno es el resultado del pecado sin arrepentimiento.
II. Como vencer al pecado
En la primera parte de la lección vimos las tres etapas del desarrollo completo del pecado. Por lo tanto, al poner estas fórmulas juntas, vemos lo siguiente:
Deseo + Oportunidad + Acción + Falta de arrepentimiento = Castigo
El pecado y Satanás habrán vencido, si usted recibe este castigo final. Pero usted habrá vencido se evita este castigo y alcanza el cielo. Podemos vencer al pecado deteniendo su desarrollo en cualquiera de estas etapas, que son las que llevan al castigo final. Veamos como podemos hacerlo.
1. Deseo: Debemos aprender a controlar nuestros deseos.
Es parte del crecimiento del cristiano cambiar gradualmente sus deseos. Leer los siguientes textos: Romanos 12.2; Gálatas 5.24 y Colosenses 3.2. Cualquier persona podrá preguntarse: ¿Cómo puede hacerse esto? El estudio de la Biblia ayudará a toda persona a sentir el deseo de hacer las cosas buenas, especialmente cuando se habla de las recompensas que Dios da a los justos, y el castigo a los pecadores. Mientras más se ame a Dios, más deseará la persona agradarlo, y más deseará hacer todo lo que Él quiere que hagamos. Pensando sobre las bendiciones de Dios, la persona se fortalecerá y esto le ayudará a amarlo. También se encontrará que al vivir la vida cristiana, se deseará más y más obrar rectamente.
Gradualmente, se verá que se tiene menos tendencia a sentir las tentaciones de mentir, usar lenguaje profano, tomar bebidas embriagantes y otros pecados; simple y sencillamente porque ya no se desea hacer esto.
2. Oportunidad: debemos poner un límite a las oportunidades para pecar.
Es un gran error el meterse en situaciones donde habrá tentaciones muy fuertes y oportunidades para pecar, especialmente cuando aún no controlamos debidamente nuestros deseos (1 Corintios 15.33). Aquí vemos la importancia que tiene el saber escoger nuestras compañías en forma prudente, para evitar el pecado. Las malas compañías nos inducen pecar. Estudiar también el Salmo 101.6,7. La persona con quien se contrae matrimonio tendrá mucha influencia ya sea para ayudar a pecar, o para evitar el caer en el pecado (Deuteronomio 7.1-4; 1 Reyes 11.1-9). Los lugares de diversión también pueden tener influencia en nuestra posibilidad de evitar el pecado o caer en el (Salmo 101.3).
3. Acción: Debemos desarrollar el control sobre nuestro cuerpo y mente, para no ceder a la tentación.
Jamás nos será posible evitar por completo todos los deseos y las oportunidades para pecar, y por este motivo debemos aprender a controlar nuestras acciones. Esto es sencillamente "el control de uno mismo" (Proverbios 16.32). Jesús tenía un perfecto control de sí mismo (1 Pedro 2.21-23). La palabra "templanza" se usa muy a menudo en la Biblia para designar esto (1 Corintios 9.25 y Gálatas 5.23). Este control sobre uno mismo se necesita especialmente cuando la vida cristiana no goza de las simpatías de toda la gente, y el cristiano es ridiculizado porque no hace todo lo que la demás gente hace (Lucas 6.22,23).
4. Impenitencia: Debemos arrepentirnos de los pecados cuando los hayamos cometido.
Al tratar de controlar nuestros deseos, las oportunidades y las acciones, podemos muchas veces cometer pecado. Sólo hay entonces una cosa que nos permite vencer al pecado. Esta es el arrepentimiento, porque Dios comprende que somos débiles y nos ha dado una forma para ser perdonados de cualquier pecado cometido. Cuando nos hacemos cristianos, todos nuestros pecados pasados son perdonados, especialmente al ser bautizados. Ahora que ya somos cristianos, el plan de Dios para con nosotros es diferente.
El arrepentimiento, la confesión y oración son los requisitos que Dios tiene fijados. Estudiar Hechos 8.22 y 1 Juan 1.9. Cuando el pecado ha sido público y notorio, entonces se convierte en una ofensa contra Dios y contra la iglesia. Entonces hay que hacer confesión ante la iglesia (Santiago 5.16). Dios está dispuesto a perdonar los pecados cuantas veces nos arrepintamos y estemos dispuestos a confesarlos. Sin embargo, no nos perdonará si continuamos practicando el pecado deliberadamente, sin arrepentirnos de ello.
Testimonio personal
1. ¿Vive usted o trabaja con personas que le hacen difícil vivir la vida cristiana?
2. ¿Cree usted que se va sintiendo más y más fuerte para evitar el pecado y vencer la tentación?
3. ¿Pide usted diariamente a Dios que perdone sus pecados?

4. ¿Desea usted con toda sinceridad complacer a Dios por encima de todas las demás cosas?

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