Lección 4
Las buenas obras
Aun
cuando la adoración y el estudio son importantes, también hay otros deberes
para el cristiano. Otro de nuestros deberes incluye las buenas obras. Estas
buenas obras son en favor de nuestros semejantes.
1. Los cristianos deben hacer buenas
obras
No
hay que malinterpretar el propósito de las buenas obras. No sirven para
comprarnos el cielos. Uno de sus propósitos es que sirven para que otros
aprendan a glorificar y obedecer a Dios (Mateo 5.16; 1 Pedro 2.11.12).
Las
buenas obras son la forma en que mostramos que tenemos una fe viva (Santiago
2.14-16).
Las
buenas obras son necesarias se queremos ser semejantes a Jesús. El iba
"haciendo el bien" (Hechos 10.38).
Dios
salva a los hombres porque los ama, pero le agradan las buenas obras que los
salvos hacen para servirlo (Efesios 2.10; Tito 2.14 y 3.8,14).
2. Cuales buenas obras debemos hacer
Las
obras buenas se dividen en dos clases, a saber:
a) Buenas obras espirituales. Estas corresponden más al alma que a los cuerpos de las gentes.
Cuando Jesús enseño a la gente la voluntad de Dios, estaba haciendo una buena
obra espiritual.
Podemos
enseñar a otros cómo ser cristianos. Debemos ser "pescadores de
hombres" (Mateo 4.19; 2 Timoteo 2.224,15). Un cristiano que no enseña a
otros es egoísta porque se niega a compartir sus bendiciones. Hay muchos
lugares apartados en el mundo que han tratado de mejorar, pidiendo que los que
saben leer que enseñen a los que no saben. ¡Que cada uno enseñe a leer a una
persona! ¡Qué maravilloso sería si cada cristiano convirtiera a una personas
cada año!
Podemos
animar oros cristianos. En verdad somos guardianes de nuestros hermanos. Dios
no quiere que cada cristiano vaya por su camino solitario, sino que desea que
nos ayudemos unos a otros. Hay muchos cristianos que necesitan que continuamente
se les esté animando (Hebreos 10.24). Esto es especialmente aplicable a todos
los dirigentes, que frecuentemente se sienten desanimados con tantos problemas
y dificultades. Podemos darles palabras de aliento, y cada quien puede
imaginarse lo que significa una palabra de ánimo dada oportunamente. No debemos
quedar mal con nuestros hermanos (2 Corintios 1.3,4).
Parte
de nuestra obligación para con los hermanos es ayudarlos a que corrijan sus
errores (Gálatas 6.1,2 y Santiago 5.16). En caso de que seamos ofendidos por
otros, debemos ir a buscarlos y pedir que se reconcilien con nosotros (Mateo
18.15-17). En la misma forma que tendríamos interés en evitar que una persona
tomara veneno, debemos tratar e evitar que nuestros hermanos cometan pecados que
les impidan llegar al cielo.
b) Buenas obras materiales. Aunque el alma es más importante que el cuerpo, los cristianos no
se niegan a hacer buenas obras en favor de la gente en una forma física. Estas
son las buenas obras materiales. Se nos ocurre de inmediato el buen ejemplo que
dio Jesús al curar a los enfermos (Lucas 7.22). Los apóstoles y los cristianos
primitivos continuaron con esta práctica.
Cuando
Jesús habló del juicio, nos reveló que seremos juzgados por todas nuestras
buenas obras. Hay varias cosas que él sugirió, indicadas en Mato 25.34-46. Es
muy interesante saber que Jesús considera que cualquier obra buena que hagamos
por sus hermanos más pequeños la hacemos a él. Otra afirmación familiar de
Jesús se encuentra en la historia que está en Lucas 10.30-37. Nos ilustra el
disgusto de Jesús con la gente religiosa que se cree "demasiado
buena" para ayudar a los necesitados y afligidos.
Estas
buenas obras son tan importantes, que en Santiago 1.27 se dice que son una
parte de la "religión pura". Debe entenderse aun la palabra
"visita" que se usa en este pasaje no es una visita social, sino que
significa el llevar ayuda. Las mujeres particularmente tienen buena oportunidad
de hacerse ricas en buenas obras. Se encuentran buenas sugestiones para ellas
en 1 Timoteo 5.10 y Tito 2.3,4.
El
Nuevo Testamento enfatiza en muchos lugares la gran importancia de ayudar a los
necesitados (Hechos 20.34; Gálatas 2.10; Efesios 4.28; Hebreos 13.2). Ya que no
podemos ayudar a todos los necesitados, nuestro deber primordial es para con
los cristianos y los miembros de nuestra propia familia (Gálatas 6.10; 1
Timoteo 5.8-16).
En
Hechos 6.1-5, siete hombres fueron designados por la iglesia especialmente para
atender estas buenas obras. Probablemente estos hombres fueron los primeros
diáconos. Por supuesto que podemos hacer muchas obras de éstas, sin necesitad
de que sea la iglesia la que se encargue de ellas.
Es una desgracia, pero, ¿qué puedo
hacer?
"Pues
tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de
beber; anduve como forastero, y no me dieron alojamiento. Me faltó ropa, y
ustedes no me la dieron; estuve enfermo, y en la cárcel, y no me vinieron a
visitar... Y el rey les contestará: En verdad les digo, que cualquier cosa que
no hicieron por una de estas personas, por humilde que sea,tampoco por mí no
hicieron" (Mateo 25.42-43, 45).
Testimonio personal
1.
¿Está usted tratando ahora de enseñar a alguien a conocer a Cristo?
2
¿Cree usted que está haciendo suficientes buenas obras?
3.
¿En cuáles buenas obras materiales siente usted que está fallando?
4.
Cuando algún hermano en Cristo lo ofende, ¿sigue usted lo que indica Mateo
18.15-17?
5.
¿Trata usted de dar ánimo a sus hermanos cristianos siempre que tiene
oportunidad?
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