viernes, 14 de marzo de 2014

CURSO BÍBLICO AVANZADO

Lección 2
Adoración: pública y privada 
Las nuevas relaciones implican nuevas obligaciones. Si lo duda usted, pregúntele al padre de un recién nacido. Para el nuevo cristiano, la adoración es una de estas nuevas obligaciones.
1. Adoración en público
La Biblia da ejemplos (Hechos 20.7) y mandamientos (Hebreos 10.25) acerca de este particular. Sin embargo, la adoración en forma correcta no es algo que pueda exigírsele a las personas, sino que debe nacer en forma espontánea de un deseo sincero de alabar y agradecer a Dios sus bondades. A este respecto puede leerse lo que dice el Salmo 100.

La pregunta entonces es: ¿Cuán a menudo debo adorar a Dios? Los cristianos primitivos siempre se reunían a adorar a Dios el primer día de la semana invariablemente. En algunas otras ocasiones, se celebraban reuniones en otros días, tal y como sucede ahora también.
Los cristianos que tienen una ansia de agradar a Dios desearán asistir a todas las reuniones que se hagan para la adoración (Mateo 5.6), también los que desean estar gozosos en la comunión con el Señor Jesucristo (Mateo 18.20). Son los cristianos "tibios" (Apocalipsis 3.15,16) los que adoran en forma irregular o muy raras veces. Nunca debemos estar temerosos de ser exagerados en este respecto (Lucas 17.10).
La experiencia demuestra que el cristiano que asiste a todas las reuniones de adoración experimenta que éstas le ayudan a vivir una vida mejor; que también da el buen ejemplo a otros hermanos y a los que no son cristianos. Ciertamente, esto es lo que el Señor Jesús haría. 
La adoración requiere acción. Estudiaremos a continuación los actos de adoración ordenados por Dios mismo.
1. Oración. Estudie los siguientes ejemplos de oración en público:
Hechos 2.42; 4.23-24; 12.12; 1 Cor. 14.15. Este último texto nos demuestra que hay dos cosas que son necesarias en la oración: a) que comprendamos lo que se dice y b) que el que ora sea sincero en lo que dice. Por regla general, en las oraciones en público, hay una persona que dirige la oración en voz alta, mientras los demás se unen a la misma en silencio. Siempre que nos dirijamos a Dios debemos mostrar toda nuestra reverencia. 
2. Canto. Los mandamientos al respecto pueden encontrarse en los siguientes pasajes: Colosenses 3.16; Efesios 5.19; Hebreos 13.15. Dios no tiene mucho interés en la voz o la entonación, sino más bien juzga la actitud del corazón del que le adora por medio del canto. El desea comprensión y sinceridad. La música de instrumentos no es aceptable en la adoración a Dios, y no debe tratar de usarse para tal fin. Adoramos de acuerdo con los mandamientos divinos y no debemos hacer nada que no esté comprobado que tiene autorización divina. Solamente leemos en la Biblia que se habla del canto y se le autoriza, pero no se dice nada de los instrumentos musicales.
3. La enseñanza. En Hechos 20.7 vemos que la enseñanza era parte de la adoración pública en la iglesia primitiva. En la misma forma en que los niños desean el alimento, los cristianos desean aprender más y más (1 Pedro 2.2). A medida que se crece, se verá que va naciendo el deseo de enseñar a otros (2 Timoteo 2.24; Hebreos 5.12).
4. La cena del Señor. Esta parte de la adoración se hace en memoria del sacrificio de Cristo. Es conocida por varios nombres, tales como aparece en Hechos 20.7 y 1 Corintios 10.16. Léase la descripción que da Pablo en 1 Corintios 11.23-29. Debe ser recibida con toda reverencia, ya que se toma como ya se dijo, para recordar el sacrificio de Cristo y su segunda venida. El tomarla, "significa que estamos unidos unos con otros por medio del cuerpo que Cristo entregó al ser crucificado" e indica nuestra dependencia de Cristo para nuestra vida espiritual. La Biblia dice. "Porque si come y bebe sin fijarse en que se trata del cuerpo del Señor, come y bebe para su propio castigo". Los que no aprecian el sacrificio pascual, o no aman a Cristo, dejarán de observar este ordenanza de la adoración, o la observarán con negligencia. El tomarla da una magnífica oportunidad para examinar nuestras vidas de acuerdo con el modelo cristiano.
5. Ofrenda. El corazón del cristianismo se encuentra precisamente en la gracia de contribuir o dar para la obra. Dios nos ha dado abundantemente a los cristianos, ¿qué más podemos hacer, qué darle a Él a nuestra vez? Los cristianos deben dar de sus ingresos semanarios para la obra del Señor. Léase lo ordenado en 1 Corintios 16.1,2; aun cuando la Biblia no dice con exactitud qué cantidad hay que dar. Leer 2 Corintios 8.12; 9.6,7. En el Antiguo testamento vemos que los judíos daban, a Dios cuando menos, el 10% de sus ingresos. esto era conocido como el "diezmo". Es muy lógico pensar que Dios desea que en la actualidad le demos esta parte, si no es que más, porque nosotros hemos recibido aún más bendiciones que los judíos. Es muy importante planear lo que se va a dar, a fin de que no gastemos en otras cosas. La parte que corresponde a Dios debe ser la que primero apartemos (Mateo 6.33).
2. Adoración en privado
Sin embargo, nuestra adoración no está limitada a la que rindamos a Dios en los servicios públicos. Debemos orar diariamente en privado. Lea Mateo 6.6. El dar gracias por los alimentos es también parte de la adoración en privado. Leer 1 Timoteo 4.4,5. Es también algo magnífico que la familia del cristiano aparte unos minutos diariamente para orar, leer las escrituras y hasta para entonar himnos. El culto familiar es de mucha bendición para los hogares. Si no es posible que el cristiano asista a las reuniones de adoración el Día del Señor, puede efectuar su adoración en privado un una forma completa y satisfactoria. Hay que recordar, sin embargo, que la adoración en privado nunca puede reemplazar a la adoración en público (Hebreos 10.25). 
La adoración es una parte tan importante de la vida cristiana, que el desatenderla es el primer paso para volverse atrás, al camino malo. Mientras más constante en la adoración sea el cristiano, mayor gozo irá obteniendo de ella.
Testimonio personal 
1. ¿Asiste usted a todos los servicios de adoración que se celebran en el lugar donde usted se encuentra?
2. ¿Le da usted a Dios cuando menos el 10% de sus ingresos?
3. ¿Está usted convencido de que está dando la preferencia a sus obligaciones con Dios sobre todos otros compromisos?
4. ¿Ora usted en secreto alguna vez durante el día?
5. ¿Sinceramente, desea usted hacer todo lo que debe por Dios?

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