LECCIÓN 12
LOS PRIMEROS GENTILES CONVERTIDOS
En el capítulo diez
de Hechos leemos acerca de los primeros gentiles convertidos al cristianismo.
Esta historia es muy interesante, pues contiene información que es
indispensable para los que desean un entendimiento completo de los requisitos
fundamentales para ser miembro de la iglesia.
Cornelio era un
hombre que vivía en la ciudad de Cesarea. El era un centurión (un oficial de
alto rango en el ejército). Cornelio era un hombre que tenía autoridad, que era
respetado en la ciudad y que tenía algunas posesiones. En la Escritura se le
describe como un hombre devoto que temía a Dios, hacía muchas limosnas y oraba
a Dios siempre. Un día Cornelio tuvo una visión en la que vio a un ángel de
Dios. Esta visión lo atemorizó, y dijo: "¿Qué
es, Señor?" La
aparición celestial le respondió: "Tus
oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía, pues,
ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro.
Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él
te dirá lo que es necesario que hagas" (Hechos
10.4-6).
Cuando el ángel se
fue, Cornelio envió algunos de sus siervos con un soldado a la ciudad de Jope,
con el objeto de invitar a Pedro para que viniera con ellos a Cesarea. "Mientras
ellos iban por el camino ... Pedro subió a la azotea para orar"(10.9).
Mientras oraba, vio los cielos abiertos y algo que descendía un gran lienzo, "que atado de
las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los
cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz:
Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna
cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que
Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo
volvió a ser recogido en el cielo" (Hechos 10.11-16). Pedro fue turbado
por esta visión, no entendió el significado de lo que había visto y oído.
Mientras él meditaba acerca de esto, los hombres que había enviado Cornelio
llegaron a la casa donde moraba Pedro. Pedro llegó a donde estaban los hombres,
e instruido por el Espíritu Santo les dijo: "He
aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? Ellos
dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene
buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de
un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oir tus palabras" (Hechos 10.21-22).
Al siguiente día Pedro
y aquellos mensajeros, con seis cristianos de Jope, fueron a la ciudad donde
vivía Cornelio. Este ya los esperaba, habiendo reunido a algunos familiares y
amigos. Cuando Pedro entró a la casa donde estaba Cornelio, éste cayó a sus
pies y le adoró. "Mas
Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo también soy hombre" (Hechos 10.26). Entonces entraron al
cuarto donde toda la gente estaba reunida y Pedro les dijo: "Vosotros
sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un
extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o
inmundo; por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por
qué causa me habéis hecho venir?" (Hechos 10.28-29). Cornelio contestó a
la pregunta de Pedro, diciendo:"Hace cuatro días que a esta hora yo
estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso
delante de mí un varón con vestido resplandeciente, y dijo: Cornelio, tu
oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios.
Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, el
cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te
hablará. Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues,
todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oir todo lo que Dios
te ha mandado"(Hechos 10.30-33).
Entonces, Pedro
empezó a predicar a aquella gente. El predicó el mismo mensaje que antes había
pronunciado el día de Pentecostés, y cuando había sanado al hombre cojo. El
habló a aquella gente de la vida de Cristo; de cómo los judíos lo habían
crucificado sin causa; de su sepultura y resurrección al tercer día. Entonces
Pedro dijo: "Y
nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha
puesto por Juez de vivos y muertos. De éste dan testimonio todos los profetas,
que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su
nombre" (Hechos
10.42-43). Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo cayó sobre ellos.
Esto dejó atónitos a los hombres de Jope, que no concebían que Dios pudiera
derramar sobre los gentiles el Espíritu Santo. Pedro, sin embargo, vio en esto
el reconocimiento y la aprobación de los gentiles ante Dios; entonces mandó que
Cornelio y sus amigos fueran bautizados.
Para apreciar
debidamente la importancia de estos hechos, es necesario recordar que a través
de toda la dispensación mosaica el pueblo gentil no tenía parte en los asuntos
de Dios, mientras que la nación de Israel fue escogida por Dios para ser la
depositaria de los estatutos y mandamientos de la ley de Moisés.
Los judíos
recordaban constantemente la existencia de Dios y sus obligaciones para con él
por medio de varias fiestas, hechos, ordenanzas y ceremonias. A causa de esto,
los judíos pensaban que solamente ellos eran los elegidos. Por lo tanto, veían
con disgusto, y a veces con odio, a las naciones gentiles. Todo el pueblo
convertido el día de Pentecostés era judío. Ahora, por vez primera, los
gentiles eran recibidos en el reino de Dios. Era, por lo tanto, absolutamente
necesario que se produjeran algunas señales no usuales del cielo, con el objeto
de confirmar el hecho que los gentiles podían ser recibidos en la iglesia,
destruyendo así el prejuicio que existía en los judíos. Que esto era el
propósito del don del Espíritu Santo en esta ocasión, no se puede negar
examinando el siguiente hecho.
Cuando Pedro regresó
a Jerusalén, encontró que los otros apóstoles y los hermanos de Judea se
hallaban turbados a causa de que él había entrado en casa de un gentil y
predicado la palabra. Pedro les explicó lo que había sucedido, hablándolos de
la visión que había tenido, la voz que había oído y el Espíritu Santo que le
había ordenado ir a Cesarea a predicar.
Les dijo como él
había entrado en casa de aquel hombre, y cómo Cornelio le había hablado de la
visita del ángel y lo que le había ordenado: "Envía
hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; él te
hablará palabras por las cuales serás salvo tú y toda tu casa" (Hechos 11.13-14). Entonces, dijo
Pedro: "Y cuando
comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre
nosotros al principio. Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando
dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo. Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros
que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a
Dios?" (Hechos
11.15-17). Pedro apeló a este hecho extraordinario del Espíritu Santo para
justificarse por haberse asociado con gentiles y por haberlos bautizado en el
nombre del Señor Jesús. Puesto que Pedro habló por inspiración, podemos
concluir positivamente que el propósito del don del Espíritu Santo, en esta
ocasión, era quitar todas las dudas de las mentes de los hermanos judíos para
aceptar al pueblo gentil. Por lo tanto, el don del Espíritu Santo, en esta
manera y en esta ocasión, fue exclusivo para aquella gente: una dispensación
especial por una razón especial.
Una vez más llamamos
la atención al hecho que los mandamientos dados por hombres inspirados, a
aquellos que desean ser miembros del cuerpo del Señor, o sea la iglesia, son
los mismos en todo el Nuevo Testamento. En realidad, parecería extraño si las
leyes de Dios fueran un conjunto de mandamientos para un grupo de gentes que
estuvieran en una situación determinada, y un conjunto de mandamientos
diferentes para otro grupo distinto de personas bajo la misma situación. La
verdad, para ser verdad, debe ser consecuente consigo misma. Es eternamente
cierto que las cosas que son iguales a otra cosa, son iguales una a otra. La
ley de Dios, por ser Verdad infalible, debe concordar siempre consigo misma. Lo
que a una persona se le ordena hacer para convertirse en cristiana, debe
concordar exactamente con lo que se ordena a otra persona para cumplir el mismo
propósito. Nótese, por lo tanto, que estas personas primero oyeron la palabra.
Recuérdese que "la
fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios" (Romanos 10.17).
Prestar atención
honesta a la palabra, y pesar cuidadosamente las pruebas que da, conduce a
creer. Cornelio y los que estaban con él eran conscientes y honestos; y porque
oyeron las palabras de Pedro humildemente y las sopesaron sinceramente,
creyeron. También se arrepintieron. En Hechos 11.18 se dice que cuando los
apóstoles oyeron estas palabras callaron y glorificaron a Dios diciendo: "¡De manera
que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!" Finalmente se le ordenó bautizarse
(Hechos 10.48). No se pueden ignorar los mandamientos de Dios impunemente.
Jesús dijo:"Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14.15).
Por lo tanto, como
guardar los mandamientos de Jesús es demostración de que le amamos, y como amar
a Jesús es obviamente esencial para la salvación, concluimos con que el
bautismo es también esencial para la salvación. Es prerrogativa de Dios
ordenar; es facultad del hombre obedecer.
PRUEBA DE LA LECCIÓN 12
Pregunta Número:
1. Cornelio vivía en
a ciudad de Jerusalén. ¿Sí? ¿No?
2. En una visión
Cornelio vio un ángel de Satanás. ¿Sí? ¿No?
3. Cornelio y los
que estaban con él eran conscientes y honestos. ¿Sí? ¿No?
4. La voz le dijo a
Pedro que no fuera con los hombres a Cesarea. ¿Sí? ¿No?
5. Pedro dijo que
Dios le había mostrado que era correcto llamar inmundas a las cosas comunes.
¿Sí? ¿No?
6. Pedro mandó que
Cornelio y sus amigos fueran bautizados. ¿Sí? ¿No?
7. El Espíritu Santo
cayó sobre los gentiles que oían las palabras de Pedro. ¿Sí? ¿No?
8. Pedro fue
acompañado a Cesarea por otros hermanos de Jerusalén. ¿Sí? ¿No?
9. Los apóstoles y
hermanos en Jerusalén decidieron no aceptar a los nuevos convertidos entre los
gentiles. ¿Sí? ¿No?
10. Hch. 11.14: "Él te hablará palabras por
las cuales serás salvo tú, y toda tu casa". ¿Quién hablará estas palabras
de salvación?
11. Guardar los
mandamientos de Jesús es demostración de que le amamos. ¿Sí? ¿No?
12. El don del
Espíritu Santo, en esta manera y en esta ocasión, fue exclusivo para aquella
gente: una dispensación especial por una razón especial. ¿Sí? ¿No?
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