LECCIÓN 10
EL CRECIMIENTO DE LA IGLESIA
En esta lección
estudiaremos el enorme crecimiento de la
iglesia que había sido establecida el día de Pentecostés, y a la que habían
sido añadidas más de tres mil personas como resultado de la predicación de los
apóstoles. Poco tiempo después de los sucesos de Pentecostés, Pedro y Juan
fueron al templo a la hora de la oración. Su atención fue atraída por un hombre
que era cojo de nacimiento; Pedro le dijo, "en
el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda" (Hechos 3.6); el hombre fue
curado inmediatamente. Aquel hombre entró al templo alabando a Dios y clamando
en alta voz. El pueblo se congregó alrededor de los apóstoles. Pedro aprovechó
la ocasión para predicar otro sermón tocante a la vida, muerte, resurrección y
ascensión de Jesús. Mientras él hablaba al pueblo, ciertos oficiales del templo
arrestaron a Pedro y a Juan.
Sin embargo, muchos
del pueblo que habían oído el sermón de Pedro y habían creído su mensaje,
obedecieron el evangelio, y fueron añadidos a la iglesia.
Los apóstoles fueron
puestos en la cárcel durante la noche por haber predicado que Jesús había
resucitado de los muertos. Fueron juzgados por los saduceos, una secta
religiosa de los judíos que negaba que hubiera resurrección. Tan notable había
sido el milagro efectuado por los apóstoles, cuando el cojo fue sanado, que
ninguno lo podía negar por ser las pruebas irrebatibles. En lugar de esto, los
saduceos determinaron prohibir a los apóstoles que predicaran. Cuando le fue
dada a Pedro la oportunidad de hablar, anunció la gran verdad, "sea notorio
a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel. . ." (Hechos 4.10-12). Los líderes
religiosos no podían decir nada en contestación a lo predicado por los
apóstoles, puesto que las palabras de éstos eran confirmadas por los milagros
que efectuaban. Sin embargo, después de realizar un concilio entre ellos
decidieron intimidar a Pedro y a Juan con castigarlos si continuaban predicando
y enseñando en el nombre de Jesús. Esto hizo que la nueva religión no pudiera
propagarse mucho entre el pueblo.
La verdad, sin
embargo, es una fuerza poderosa; y la persecución, la tortura y el abuso no
pudieron impedir el desarrollo y crecimiento de la iglesia. Este solo hecho
hará que cada persona pueda darse cuenta de la importancia que tiene la verdad.
Cuando Pedro y Juan recibieron a aquella orden respondieron a los oficiales: "Juzgad si es justo delante
de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios"(Hechos 4.19).
La sabiduría de las
palabras de Pedro, serán apreciadas por todos. Debemos servir a Dios antes que
a los hombres. Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. Debemos seguir
la ley de Dios antes que nuestras propias ideas o sentimientos.
Después que los
apóstoles fueron liberados buscaron la compañía de los creyentes. El grupo oró
a Dios para que les diera valor y decisión de hablar la Palabra. La gran
compañía de creyentes era de un corazón y un alma y ninguno decía que sus cosas
eran suyas solamente, sino que compartían las cosas unos con otros. Se ha
creído que poco tiempo después de Pentecostés la iglesia era de más de treinta
mil creyentes.
Las personas ricas
de la iglesia compartían con las necesidades de los hermanos pobres, vendían
sus posesiones y bienes, traían el dinero y lo ponían a los pies de los
apóstoles. El dinero era distribuido según cada uno tenía necesidad. Sin embargo,
la elevada armonía espiritual de la iglesia fue pronto quebrantada por la mala
acción de Ananías y Safira. Esta pareja vendió una posesión y se puso de
acuerdo en privado para retener algo del dinero, trayendo solamente una parte
del dinero a los apóstoles. Entonces el apóstol Pedro le dijo: "Ananías,
¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?" (Hechos 5.3,4). Ananías, oyendo estas
palabras, cayó muerto. Lo mismo le aconteció a su esposa que también trató de
engañar a los hermanos.
En el capítulo seis
leemos que los discípulos griegos se quejaron porque pensaron que algunos de
ellos eran discriminados en la distribución de alimentos que se repartían a los
necesitados. Solucionando este problema los apóstoles recomendaron que se
escogieran siete hombres para supervisar la distribución diaria a los
necesitados. Uno de estos hombres fue Esteban.
En el capítulo siete
del libro de los Hechos leemos un sermón que Esteban predicó a los judíos. En
él se refirió a la historia de la nación de Israel para mostrarles que ellos
habían sido un pueblo rebelde y que su naturaleza era quebrantar y despreciar
la ley de Dios. Les recordó su liberación de Egipto y los cuarenta años que
peregrinaron en el desierto; cómo miles de los desobedientes habían muerto a
causa de su murmuración contra Moisés, el líder escogido por Dios. Esteban
entonces recordó al pueblo: "Este
es aquel Moisés... " (Hechos
7.38). Este profeta era Cristo. Como el pueblo en el desierto había rechazado
la misión divina de Moisés, así el pueblo, que ahora escuchaba a Esteban
rechazó a Cristo. Esteban constriñó con urgencia a sus oyentes a no seguir el
ejemplo de sus padres, oponiéndose a la sabiduría divina. Al llegar a este
punto en su sermón, se refirió a ellos como rebeldes e incircuncisos de corazón
y de oídos, haciendo esta pregunta: "¿A
cuál de los profetas... ? " (Hechos
7.52). Cuando ellos oyeron estas palabras de Esteban se enfurecieron, de tal
manera que rechinaban los dientes. Arrastrando a Esteban fuera de la ciudad lo
apedrearon en un lugar en donde antes otros habían sufrido la misma muerte. Las
palabras finales de Esteban fueron: "Señor
Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no
les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió"(Hechos
7.59,60)
En este tiempo se
desató una gran persecución contra la iglesia y los cristianos, con excepción
de los apóstoles, fueron esparcidos por toda la tierra de Palestina. Sin
embargo, los cristianos, por dondequiera que iban predicaban la palabra y
establecían iglesias.
Uno de los hombres
que había sido escogido junto con Esteban, para ministrar las necesidades del
pueblo en Jerusalén, fue Felipe. Cuando los discípulos fueron esparcidos, él
descendió a una ciudad de Samaria y allí predicó a Jesús. Los samaritanos
oyeron a Felipe predicar las buenas nuevas concernientes al reino de Dios y
fueron bautizados. Los apóstoles Pedro y Juan descendieron de la ciudad de
Jerusalén para confirmar a los nuevos convertidos.
Felipe permaneció en
Samaria hasta que un ángel de Dios le ordenó ir a cierto camino que descendía
de Jerusalén a Gaza.
Cuando llegó al
lugar descrito por el ángel vio a un eunuco de Etiopía en su carruaje. El
Espíritu ordenó a Felipe que se acercara a aquel hombre. Felipe corrió hacia él
y oyó que leía el profeta Isaías; y le hizo esta pregunta: "¿Entiendes lo que lees?
" (Hechos 8.30)
Aquel hombre invitó a Felipe a subir a su carruaje y a discutir el asunto con
él. Conforme avanzaban, Felipe le predicó a Jesús. Indudablemente en su
predicación, Felipe habló del nacimiento, vida, muerte, sepultura y
resurrección de Cristo, y cómo poco antes de su ascensión Jesús había dicho a
sus discípulos: "Id
por todo el mundo..." (Marcos
16.15,16).
Cuando Felipe estaba
predicando, llegaron a cierto lugar donde había agua, y el eunuco dijo: "Aquí hay agua, ¿qué impide
que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y
respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el
carro. . . " (Hechos
8.36-40).
Otros discípulos del
Señor iban por todas partes predicando las buenas nuevas de salvación en el
nombre de Jesús.
PRUEBA DE LA LECCIÓN 10
Pregunta Número:
1. Pedro y Juan
sanaron a un hombre que era cojo de nacimiento. ¿SÍ? ¿No?
2. Todo el pueblo,
atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón. ¿Sí? ¿No?
3. Los saduceos eran
una secta religiosa de los judíos que negaban la (¿qué?)
4. Pedro dijo al
concilio en Hechos 4, "No
hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser (¿qué?)"
5. Ananías y Safira
habiendo vendido una posesión, retuvieron para sí parte del dinero, y afirmaron
haberlo dado todo. ¿Sí? ¿No?
6. Cuando Esteban
exhortó a los judíos a no imitar a sus antepasados, oponiéndose a la sabiduría
divina se enfurecieron contra él, lo arrastraron fuera de la ciudad y lo
apedreaban hasta matarlo. ¿Sí? ¿No?
7. Dos de los siete
hombres escogidos por la iglesia en Jerusalén para servir a los hermanos
supervisando la distribución diaria a los necesitados fueron Esteban y
(¿quién?).
8. Una gran
persecución se desató contra la iglesia y otros discípulos que fueron
esparcidos iban por todas partes anunciando el ley de Moisés. (Hch. 8.4) ¿Sí?
¿Nó?
9. Los samaritanos
oyeron a Felipe predicar las buenas nuevas concernientes al reino de Dios y
fueron bautizados, hombres y mujeres. ¿Sí? ¿No?
10. Cuando Felipe
vio el eunuco de Etiopía en su carruaje, Felipe corrió hacia él. ¿Sí? ¿No?
11. El hombre invitó
a Felipe a subir al carruaje, y mientras avanzaban Felipe le predicó de
filosofía. ¿Sí? ¿No?
12. El eunuco,
habiendo creído en Cristo como el Hijo de Dios, fue bautizado y siguió su
camino enojado. ¿Sí? ¿No?
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