lunes, 10 de marzo de 2014

Curso Basico De La Biblia

LECCIÓN 10

EL CRECIMIENTO DE LA IGLESIA

En esta lección estudiaremos el enorme crecimiento de la iglesia que había sido establecida el día de Pentecostés, y a la que habían sido añadidas más de tres mil personas como resultado de la predicación de los apóstoles. Poco tiempo después de los sucesos de Pentecostés, Pedro y Juan fueron al templo a la hora de la oración. Su atención fue atraída por un hombre que era cojo de nacimiento; Pedro le dijo, "en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda" (Hechos 3.6); el hombre fue curado inmediatamente. Aquel hombre entró al templo alabando a Dios y clamando en alta voz. El pueblo se congregó alrededor de los apóstoles. Pedro aprovechó la ocasión para predicar otro sermón tocante a la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesús. Mientras él hablaba al pueblo, ciertos oficiales del templo arrestaron a Pedro y a Juan.
Sin embargo, muchos del pueblo que habían oído el sermón de Pedro y habían creído su mensaje, obedecieron el evangelio, y fueron añadidos a la iglesia. 
Los apóstoles fueron puestos en la cárcel durante la noche por haber predicado que Jesús había resucitado de los muertos. Fueron juzgados por los saduceos, una secta religiosa de los judíos que negaba que hubiera resurrección. Tan notable había sido el milagro efectuado por los apóstoles, cuando el cojo fue sanado, que ninguno lo podía negar por ser las pruebas irrebatibles. En lugar de esto, los saduceos determinaron prohibir a los apóstoles que predicaran. Cuando le fue dada a Pedro la oportunidad de hablar, anunció la gran verdad, "sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel. . ." (Hechos 4.10-12). Los líderes religiosos no podían decir nada en contestación a lo predicado por los apóstoles, puesto que las palabras de éstos eran confirmadas por los milagros que efectuaban. Sin embargo, después de realizar un concilio entre ellos decidieron intimidar a Pedro y a Juan con castigarlos si continuaban predicando y enseñando en el nombre de Jesús. Esto hizo que la nueva religión no pudiera propagarse mucho entre el pueblo.
La verdad, sin embargo, es una fuerza poderosa; y la persecución, la tortura y el abuso no pudieron impedir el desarrollo y crecimiento de la iglesia. Este solo hecho hará que cada persona pueda darse cuenta de la importancia que tiene la verdad. Cuando Pedro y Juan recibieron a aquella orden respondieron a los oficiales: "Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios"(Hechos 4.19).
La sabiduría de las palabras de Pedro, serán apreciadas por todos. Debemos servir a Dios antes que a los hombres. Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. Debemos seguir la ley de Dios antes que nuestras propias ideas o sentimientos.
Después que los apóstoles fueron liberados buscaron la compañía de los creyentes. El grupo oró a Dios para que les diera valor y decisión de hablar la Palabra. La gran compañía de creyentes era de un corazón y un alma y ninguno decía que sus cosas eran suyas solamente, sino que compartían las cosas unos con otros. Se ha creído que poco tiempo después de Pentecostés la iglesia era de más de treinta mil creyentes.
Las personas ricas de la iglesia compartían con las necesidades de los hermanos pobres, vendían sus posesiones y bienes, traían el dinero y lo ponían a los pies de los apóstoles. El dinero era distribuido según cada uno tenía necesidad. Sin embargo, la elevada armonía espiritual de la iglesia fue pronto quebrantada por la mala acción de Ananías y Safira. Esta pareja vendió una posesión y se puso de acuerdo en privado para retener algo del dinero, trayendo solamente una parte del dinero a los apóstoles. Entonces el apóstol Pedro le dijo: "Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?" (Hechos 5.3,4). Ananías, oyendo estas palabras, cayó muerto. Lo mismo le aconteció a su esposa que también trató de engañar a los hermanos.
En el capítulo seis leemos que los discípulos griegos se quejaron porque pensaron que algunos de ellos eran discriminados en la distribución de alimentos que se repartían a los necesitados. Solucionando este problema los apóstoles recomendaron que se escogieran siete hombres para supervisar la distribución diaria a los necesitados. Uno de estos hombres fue Esteban.
En el capítulo siete del libro de los Hechos leemos un sermón que Esteban predicó a los judíos. En él se refirió a la historia de la nación de Israel para mostrarles que ellos habían sido un pueblo rebelde y que su naturaleza era quebrantar y despreciar la ley de Dios. Les recordó su liberación de Egipto y los cuarenta años que peregrinaron en el desierto; cómo miles de los desobedientes habían muerto a causa de su murmuración contra Moisés, el líder escogido por Dios. Esteban entonces recordó al pueblo: "Este es aquel Moisés... " (Hechos 7.38). Este profeta era Cristo. Como el pueblo en el desierto había rechazado la misión divina de Moisés, así el pueblo, que ahora escuchaba a Esteban rechazó a Cristo. Esteban constriñó con urgencia a sus oyentes a no seguir el ejemplo de sus padres, oponiéndose a la sabiduría divina. Al llegar a este punto en su sermón, se refirió a ellos como rebeldes e incircuncisos de corazón y de oídos, haciendo esta pregunta: "¿A cuál de los profetas... ? " (Hechos 7.52). Cuando ellos oyeron estas palabras de Esteban se enfurecieron, de tal manera que rechinaban los dientes. Arrastrando a Esteban fuera de la ciudad lo apedrearon en un lugar en donde antes otros habían sufrido la misma muerte. Las palabras finales de Esteban fueron: "Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió"(Hechos 7.59,60)
En este tiempo se desató una gran persecución contra la iglesia y los cristianos, con excepción de los apóstoles, fueron esparcidos por toda la tierra de Palestina. Sin embargo, los cristianos, por dondequiera que iban predicaban la palabra y establecían iglesias.
Uno de los hombres que había sido escogido junto con Esteban, para ministrar las necesidades del pueblo en Jerusalén, fue Felipe. Cuando los discípulos fueron esparcidos, él descendió a una ciudad de Samaria y allí predicó a Jesús. Los samaritanos oyeron a Felipe predicar las buenas nuevas concernientes al reino de Dios y fueron bautizados. Los apóstoles Pedro y Juan descendieron de la ciudad de Jerusalén para confirmar a los nuevos convertidos.
Felipe permaneció en Samaria hasta que un ángel de Dios le ordenó ir a cierto camino que descendía de Jerusalén a Gaza.
Cuando llegó al lugar descrito por el ángel vio a un eunuco de Etiopía en su carruaje. El Espíritu ordenó a Felipe que se acercara a aquel hombre. Felipe corrió hacia él y oyó que leía el profeta Isaías; y le hizo esta pregunta: "¿Entiendes lo que lees? " (Hechos 8.30) Aquel hombre invitó a Felipe a subir a su carruaje y a discutir el asunto con él. Conforme avanzaban, Felipe le predicó a Jesús. Indudablemente en su predicación, Felipe habló del nacimiento, vida, muerte, sepultura y resurrección de Cristo, y cómo poco antes de su ascensión Jesús había dicho a sus discípulos: "Id por todo el mundo..." (Marcos 16.15,16).
Cuando Felipe estaba predicando, llegaron a cierto lugar donde había agua, y el eunuco dijo: "Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro. . . " (Hechos 8.36-40).
Otros discípulos del Señor iban por todas partes predicando las buenas nuevas de salvación en el nombre de Jesús.

PRUEBA DE LA LECCIÓN 10

Pregunta Número:
1. Pedro y Juan sanaron a un hombre que era cojo de nacimiento. ¿SÍ? ¿No?
2. Todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón. ¿Sí? ¿No?
3. Los saduceos eran una secta religiosa de los judíos que negaban la (¿qué?)
4. Pedro dijo al concilio en Hechos 4, "No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser (¿qué?)"
5. Ananías y Safira habiendo vendido una posesión, retuvieron para sí parte del dinero, y afirmaron haberlo dado todo. ¿Sí? ¿No?
6. Cuando Esteban exhortó a los judíos a no imitar a sus antepasados, oponiéndose a la sabiduría divina se enfurecieron contra él, lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedreaban hasta matarlo. ¿Sí? ¿No?
7. Dos de los siete hombres escogidos por la iglesia en Jerusalén para servir a los hermanos supervisando la distribución diaria a los necesitados fueron Esteban y (¿quién?).
8. Una gran persecución se desató contra la iglesia y otros discípulos que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el ley de Moisés. (Hch. 8.4) ¿Sí? ¿Nó?
9. Los samaritanos oyeron a Felipe predicar las buenas nuevas concernientes al reino de Dios y fueron bautizados, hombres y mujeres. ¿Sí? ¿No?
10. Cuando Felipe vio el eunuco de Etiopía en su carruaje, Felipe corrió hacia él. ¿Sí? ¿No?
11. El hombre invitó a Felipe a subir al carruaje, y mientras avanzaban Felipe le predicó de filosofía. ¿Sí? ¿No?
12. El eunuco, habiendo creído en Cristo como el Hijo de Dios, fue bautizado y siguió su camino enojado. ¿Sí? ¿No?

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