LECCIÓN 13
LA JUSTIFICACIÓN POR FE
La Biblia establece que sin fe ningún hombre puede servir a Dios
aceptablemente o ser salvo eternamente. "Pero sin fe es
imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos
11.6). En esta lección estudiaremos la fe que salva.
Hay diferentes clases de fe. Hay fe que salva y fe que no salva. En
Mateo 15.28 leemos acerca de la"poca fe". Los
demonios, por supuesto, no serán salvos, aunque leemos que "los
demonios también creen y tiemblan" (Santiago 2.19).
Nuevamente, en el evangelio según Juan, se hace esta afirmación:"Con
todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los
fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban
más la gloria de los hombres que la gloria de Dios" (Juan
12.42-43). Jesús dijo: "A cualquiera, pues, que me confiese
delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en
los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le
negaré delante de mi Padre que está en los cielos"(Mateo
10.32-33). Creencia y fe es lo mismo; vienen de la misma palabra de origen.
Creer en Cristo y no confesarlo es tener la clase de fe que no salva. Esto nos
obliga a preguntar: "¿Cuál es la fe salvadora?"
La fe comprende la creencia de que la muerte de Cristo fue por nuestra
expiación. "A quien Dios puso como propiciación por medio de la
fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto,
en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo
su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la
fe de Jesús" (Romanos 3.25-26)."Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan
3.16). Esta confianza en el mérito de la muerte de Jesucristo debe convertirse
en fe segura de su intercesión por nosotros. "Hijitos míos,
estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiera pecado, abogado
tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" (I Juan
2:1).
La fe incluye el hacer también la voluntad de Dios, pues el Salvador
dijo: "Cualquiera, pues, que oye estas palabras, y las hace, le
compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca"(Mateo
7.24). Después de su resurrección, Jesús dijo: "Toda potestad
me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y
he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo
28.18-20). La meditación sincera sobre estos dos pasajes nos impulsará a ver
que obedecer las palabras de Cristo es absolutamente necesario. Pero esto no
quiere decir que el hombre pueda por si mismo obtener o merecer siempre el
favor de Dios en esta vida o en la vida venidera. Esto quiere decir que, a
menos que nuestra fe sea lo bastante fuerte, que nos obligue a obedecer los
mandamientos de la palabra de Dios, no será lo suficientemente fuerte para
salvamos. En Romanos 3.20 y 4.9-11, se afirma que Abraham fue salvo por la fe
sin obras. Sin embargo, esta afirmación fue hecha con alusión especial a la ley
mosaica, y particularmente al rito de la circuncisión. Abraham halló gracia en
los ojos de Dios cuando su fe lo obligó a obedecer los mandamientos de Dios.
Esto fue antes de dar los mandamientos a Moisés, y antes que la circuncisión
fuera ordenada. Por lo tanto, encontramos gracia en los ojos de Dios por la fe
y por medio del amor, sin obedecer la ley mosaica y sin observar el ya abolido
rito de la circuncisión.
Uno de los estudios más completos del tema de la fe salvadora se
encuentra en el libro de Santiago."Hermanos míos, ¿de qué
aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe
salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del
mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos
y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de
qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus
obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras" (Santiago
2.14-18). La última frase no admite que sea posible manifestar separadamente la
fe de las obras, sino es más bien una declaración positiva de que ningún hombre
puede mostrar su fe sin obras. Si usted cree que Dios es uno, y que Jesucristo
es el Hijo de Dios, piense un momento, por favor, si es posible para usted
mostrar esto a sus semejantes sin obras de obediencia. Es completamente
imposible mostrar fe en ausencia de obras de obediencia. Por lo tanto, es
esencial para nosotros, no únicamente oír las palabras de Jesús, sino hacerlas.
Santiago continua su argumento de la fe salvadora diciendo: "Tú
crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas
quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado
por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el
altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se
perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a
Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios" (Santiago
2.19-23). El hecho que Abraham, por fe, hizo lo que Dios le ordenó que hiciera,
condujo a que Abraham fuera aprobado delante de los ojos de Dios. Sus obras de
obediencia perfeccionaron su fe. Cuando Dios ordenó a Abraham ofrecer a Isaac
en sacrificio sobre el altar, no desobedeció el mandamiento divino. Estos
hechos de obediencia perfeccionaron la fe del gran patriarca Abraham, y por su
fe perfecta fue salvo. Todo esto aconteció antes que la ley mosaica fuera dada,
y antes de que el rito de la circuncisión llegara a ser una institución
nacional. Por lo tanto, Abraham no fue salvo por las obras de la ley, sino
porque obedeció, y su fe fue necesaria para ser aprobado delante de Dios.
Continua Santiago diciendo: "Vosotros veis, pues, que el
hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Asimismo también
Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros
y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto,
así también la fe sin obras está muerte" (Santiago 2.24-26).
Cuando el espíritu se separa del cuerpo físico sobreviene la muerte. El
espíritu se eleva a Dios que lo dio, y el cuerpo es convertido en polvo. Cuando
las obras están separadas de la fe, la fe está tan muerta como un cuerpo
separado de su espíritu. El hombre no es (ni puede ser) salvo con algo que está
muerto, sin vida, inactivo. Más bien, el hombre es salvo por una fe fuerte,
viviente y activa; una fe que juntamente con las obras de obediencia no ponga
en duda los mandamientos de Dios. Nuestra fe nos debe empujar a obedecer los
mandamientos de nuestro Creador . En consecuencia, la fe que salva es la fe que
obedece. La obediencia de fe es necesaria para nuestra aceptación delante de
Dios (Romanos 16.26).
En el libro de los Hechos tenemos un ejemplo sobresaliente de esto en la
conversión del carcelero de Filipos. Pablo y Silas estaban en prisión, pero Dios
los soltó de sus cadenas por medio de un gran temblor. El carcelero se
despertó, y se hubiera matado si Pablo no lo hubiera evitado. Cuando el
carcelero se dio cuenta de lo que había pasado, preguntó: "Señores,
¿Qué debo hacer para ser salvo?"Pablo y Silas le respondieron: "Cree
en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Hechos
16.30-31). Si ellos se hubieran detenido sin dar al carcelero más información
acerca de Cristo, el hombre podría haber preguntado, como lo hizo el ciego de
nacimiento: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?" (Juan
9.36). Fue necesario que Pablo y Silas le hablaran. "Y le
hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa" (Hechos
16.32). Indudablemente, ellos le hablaron al carcelero de los mandamientos de
Cristo y de la comisión que Jesús había dado a los apóstoles: "Y
les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que
creyere y fuera bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado" (Marcos 16.15,16). Por lo tanto, dice: "Y
él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en
seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la
mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios"(Hechos
16.33-34). No se dice que el carcelero creyera en Dios sino hasta después que
él había perfeccionado su aceptación del mensaje, siendo bautizado en
obediencia a los mandamientos de Jesús.
Este caso de conversión demuestra brillantemente la verdad innegable que
la fe para salvar debe ser obediencia a la voluntad de Dios. No que ningún
hombre no pueda merecer salvación, sino que el hombre debe hacer algo para
recibir el don de Dios. Nosotros debemos siempre recordar que las palabras
"fe y creencia", son términos comprensibles y que incluyen obediencia
a la voluntad de Dios. En Hechos 2.38 Pedro ordenó a los judíos creyentes a
arrepentirse y ser bautizados para recibir el perdón de sus pecados. Por fe
ellos obedecieron sus palabras. Por lo tanto: el bautismo para la remisión de
los pecados significa justificación por la fe.
PRUEBA DE LA LECCIÓN 13
Pregunta Número:
1. "Sin (¿qué?) es imposible
agradar a Dios"
2. Es imposible mostrar fe sin obras de obediencia. ¿Sí? ¿No?
3. El carcelero de Filipos mostró su fe en Dios siendo (¿qué?) en obediencia
a los mandamientos de Cristo.
4. El bautismo para la remisión de los pecados es justificación por la
(¿qué?).
5. Santiago dice: "La fe sin obras es una fe
salvadora". ¿Sí? ¿No?
6 La fe salvadora es obedecer los mandamientos de Dios. ¿Sí? ¿No?
7. La fe de Abraham fue perfecta por ningún obra de obediencia. ¿Sí?
¿No?
8. El hombre es justificado por creer en Cristo y obedecer sus
mandamientos. ¿Sí? ¿No?
9. "Porque con el corazón se cree para justicia, pero
con la boca se confiesa para salvación".Romanos 10, ¿versículo
no.?
10. "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale
algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor". Gálatas
5, ¿versículo no.?
11. "Para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría
de los hombres, sino en el poder de Dios". 1 Corintios 2,
¿versículo no.?
12. " Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus
mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos". 1 Juan 5,
¿versículo no.?
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