viernes, 14 de marzo de 2014

Ananías Y Safira


Escrituras: Hecohs 5:1-11

Propósito:   1.  Compartir es algo que los discípulos de Cristo deben hacer todo el tiempo.
2.  Seamos honestos siempre con todos los hombres.

Hechos Bíblicos:

Los cristianos que formaban la iglesia durante su comienzo en Jerusalén compartían alimento, ropa, dinero y todas sus pertenecías (Hch. 2:44-45).  Cuando alguno de ellos necesitaba algo, sabían que sus hermanos en Cristo les darían de lo que tenían.  Todos se amaban mucho los unos a los otros.

Ananías y Safira tenían una porción de tierra la cual vendieron.  Se suponía que darían el dinero de la venta a los apóstoles para que todos tuvieran una parte en ello.  Después de haber vendido la tierra, decidieron dar solamente parte de ese dinero a los apóstoles.  Y la otra parte se la guardarían para sí mismos (Hch. 5:3).  Ananías, por tanto, llevó algo del dinero a los apóstoles.  Pedro le miró y le dijo:  “...Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?  Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?  ¿Por qué pusiste esto en tu corazón?  No has mentido a los hombres, sino a Dios” (Hch. 5:3-4).  Cuando Ananías oyó ésto, cayó muerto. (Dibujo #1).

Tres horas más tarde Safira vino a buscar a su marido.  Pedro le preguntó:  “...Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad?  Y ella dijo:  Si, en tanto.”  Luego Pedro le preguntó:  “...¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor?...”  Y también como Ananías, Safira cayó al suelo muerta.  (Hch. 5:8-10)

“Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas” (Hch. 5:11).  En este versículo se nos revela la razón por la cual Dios actuó tan severamente.  Es un pecado el mentir, sin importar la razón por la que se miente.  Aquí se nos enseña que siempre es pecado mentir, aun cuando lo que tratemos de hacer con la mentira sea algo bueno.

Ilustración:

Manuel era un niño que creía en Cristo.  Sus padres le proporcionaron alimento, ropa y una casa cómoda, lo cual haría feliz a cualquier niño.  También tenía muchos juguetes con que jugar, pero había uno en especial que Manuel apreciaba mucho.  Solamente jugaba con él de vez en cuando pues tenía miedo de que se rompiera.  Un día un amiguito vino a su casa a jugar.  Jugaron con todos los juguetes con excepción del juguete favorito de Manuel.  Su amiguito le pidió ver el juguete, pero Manuel le contestó que él no tenía ningún juguete como ese, pues tenía miedo de que se le rompiera.  Por supuesto sabemos que Manuel le dijo eso para que el amiguito no jugara con tal juguete.

Después de que su amiguito se fué, Manuel le pidió a su mamá que le diera su juguete favorito del lugar donde lo había escondido.  Su mamá le dijo:  “Por haber mentido a tu amigo de que no tenía este juguete, no vas a jugar con él por dos semanas.  Este es tu castigo por decir mentiras y por no compartir tus juguetes con otros.”

Debemos alegrarnos de que Manuel haya tenido una mamá que lo quería tanto y dispuesta a castigarlo para que aprendiera que mentir era incorrecto.

Algo para meditar:

·        La historia de Ananías y su esposa Safira nos muestra la verdad y honradez de la Biblia, pues nos dice que aún en la iglesia del principio también había imperfecciones entre los discípulos de Cristo.  La palabra de Dios no esconde la verdad.

·        El fracaso en nuestra solicitud o diligencia es pecado contra Dios (Ro. 12:11; Stg. 4:17).

·        Es una falta en contra de Dios el no usar nuestros talentos debidamente (Ro. 12:6-8; Mt. 25:14-29).

·        Faltar a la verdad es pecado en contra de Dios.  Ser deshonesto y falso es siempre pecado (Ef. 4:22-32; I Jn. 3:18).

Versículo para memorizar: 

“Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.”
--Efesios 4:25

Preguntas:

1. ¿Cómo se llamaban el hombre y la mujer de nuestra historia?  Hch. 5:1

2. ¿Qué apóstol le habló a Ananías?  Hch. 5:3

3. ¿Llevó Ananías todo el dinero de la venta de su tierra a Pedro?  Hch. 5:2

4. ¿Qué le sucedió a Ananías cuando Pedro le acusó de esconder parte del dinero?  Hch. 5:5

5. ¿Cuánto tiempo pasó hasta que Safira vino?  Hch. 5:7

6. ¿Qué le preguntó Pedro?  Hch. 5:8

7. ¿Qué le sucedió a Safira?  Hch. 5:10

8. ¿Qué le sucedió a la gente de la iglesia después de haber presenciado esa escena?  Hch. 5:11

9. ¿Por qué debemos compartir con otros?  Hch. 20:35; I Jn. 3:16-18

10.Cuando compartimos con otros, ¿a quién agradamos?  I Jn. 3:21-24

11.¿Tratas de compartir lo que puedes para ayudar a otros?





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