miércoles, 18 de diciembre de 2013

La morada de Dios sobre la tierra
Escrituras:  2 Co. 6:6-18; Ef. 2:19-22; 1 Co. 3:16-17; 1 Co. 6:19; Ef. 1:22; Ef. 4:15-16.




Propósito: Mostrar que los que obedecen a Cristo y han recibido el perdón de sus pecados a través de su sacrifico son la familia prometida de Dios.

Hechos Bíblicos: 

En los días del Antiguo Testamento, la familia de Dios era Israel, o sean las doce tribus que llevaban los nombres de los hijos de Jacob.  Dios acompañaba a los israelitas y moraba entre ellos.  Su presencia habitaba en el propiciatorio en el Lugar Santísimo del tabernáculo.

Dios le prometió a otra familia - - la familia nueva:  “...Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:  Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo” (2 Co. 6:16):  “Y seré para vosotros por Padre,   vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Co. 6:18).

Esta familia está compuesta de la gente que forma el cuerpo de Cristo, la iglesia.  Dios es el Padre de la familia, el Padre de cada uno de los cristianos individualmente.  Él mora en cada persona; el cuerpo de cada uno de los cristianos proporciona la morada de Dios sobre la tierra.

Dios también se encuentra presente en su cuerpo, la iglesia, cuando los cristianos se reúnen Cuando un grupo de cristianos se reúne, Dios está presente (Mt. 18:20).  Dios está ahí en cada persona a través de su Espíritu.  Cada persona está en Cristo; Dios mismo está presente.  Todo el poder del Padre, el Hijo, y El Espíritu Santo está presente cuando los santos (cristianos) se reúnen en grupo.  (De ahí que las oraciones en grupo sean tan poderosas.  Todo el poder reunido se une en una petición muy fuerte hacia Dios.)

Ilustración:

El padre de Juan era carpintero.  Todos los sábados por varias semanas Juan y su padre habían acarreado sus herramientas y habían estado ayudando a construir el edificio nuevo donde la iglesia se reuniría.  Ya estaban a punto de terminarlo.  “Esta es la casa de Dios,” exclamó Juan.  “Él morará aquí del mismo modo que moró en el tabernáculo durante la época del antiguo testamento.”  “No”, le dijo su papá, “Dios ya no mora en edificios.”  Luego explicó:  “Dios mora en la gente.  El vive dentro de ti y dentro de mí.  Nuestros cuerpos son su morada.  Por eso debemos cuidar de nuestros cuerpos y no dejar que ningún daño les suceda, para que Dios pueda seguir morando en ellos.  Dios vive dentro de nosotros porque le hemos obedecido, y estamos en Cristo” (Ro. 6:3-4).

“¿Cuando vino Dios a vivir dentro de mi cuerpo?” preguntó Juan.  “El te otorgo el Espíritu Santo al ser tú bautizado.  Su Espíritu, o sea el Espíritu Santo, habita dentro de ti,” contestó su padre (2 Co. 6:16; Hch. 2:38).  “Yo no sentí nada al ser bautizado,” dijo Juan, “excepto felicidad de saber que mis pecados habían sido perdonados.”

“El don del Espíritu Santo no nos hace sentirnos extraños o distintos,” dijo el padre.  “Penetra dentro de nosotros y nos ayuda en diversas formas que no podemos entender.”  Juan retrocedió un poco para contemplar el edificio que habían estado construyendo.  “Es un lugar muy hermoso para reunirnos y adorar a Dios.  Pero cuando yo venga, Dios vendrá conmigo, y cuando yo me vaya, Dios irá conmigo” (1 Jn. 3:24).  Juan se sentía alguien muy especial y muy privilegiado.

Aplicación:

Ciertamente todos los cristianos son especiales.  Somos los hijos de Dios, y Él es nuestro Padre.  Jesús es nuestro hermano mayor.  Dios nos ama y nos cuida.  Utiliza nuestros cuerpos como sus templos y mora sobre la tierra en nosotros.  Nosotros, como la familia de Dios, debemos crecer en Cristo (Ef. 4:15-16).  Cristo es la cabeza del cuerpo, y es por medio de la cabeza que el cuerpo crece y funciona debidamente.  Todos los miembros del cuerpo (la iglesia) deben funcionar en beneficio del cuerpo de Cristo (la iglesia también).  Lea 2 Pedro 1:5-8 para el estudio de la forma en que podemos crecer en Cristo.

Versículo para memorizar:

“...Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:  Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.”
--2 Corintios 6:16

Preguntas:

1.      El cuerpo de Cristo y la iglesia es lo mismo.  Col. 1:18; Ef. 1:23.
Falso     o     Verdadero


2.      ¿Cuál es el don que el cristiano recibe?  Hch. 2:38



3.      ¿Quién es la cabeza de la iglesia?  Ef. 1:22




4.      ¿Mora Dios es su iglesia?  ¿En qué forma?





5.      ¿Cuántos deben estar congregados en el nombre de Dios para que Dios se encuentre en medio de ellos?  Mt. 18:20

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