viernes, 20 de diciembre de 2013

Padres e hijos: honren unos a otros


Escrituras: Ef. 6:1-4; Pr. 22:6; Pr. 13:24; Tit. 2:4; Mal. 4:6




Propósito: Mostrar la responsabilidad que los hijos deben tener hacia los padres, así como de los padres hacia los hijos.

Hechos Bíblicos:

            Desde el principio, los que son padres han deseado tener hijos.  En 1 S. 1:10-11, leemos que Ana oró a Jehová para que le diera un hijo.  Este deseo era tan importante para ella que vemos como en los versos 24-28 guardó la promesa que le había hecho a Jehová si se lo concedía.  En Gn. 30 Raquel muestra su descontento por su incapacidad para tener hijos.  En Salmos 127:3 se nos dice que los hijos son una bendición del Señor.  Dios les dijo a Adán y a Eva que debían tener hijos (Gn. 1:28).

            A Dios le agrada cuando los padres enseñan a sus hijos a ser buenos.  Deben enseñarles la palabra de Dios (Is. 38:19) (Dibujo #1).  Los padres no deben hostigar o provocar a sus hijos sino insistir en que obedezcan.  El hijo obediente es proporciona alegría y a sus padres.  (Veáse Pr. 29:17).  Si los padres les enseñan a sus hijos el camino para agradar a Dios, recordarán estas enseñanzas por el resto de su vida:  (Veáse Pr. 22:6).

            Los padres deben servir de ejemplo a sus hijos (2 Ti. 2:15).  El padre que no corrige a sus hijos no los quiere verdaderamente (Pr. 13:24).  Esto no quiere decir que los padres deben golpear o azotar a sus hijos cada vez que hacen algo indebido.  El padre muestra su sabiduría disciplinando a los hijos con cariño.  Nunca debe desciplinarlos con motivos egoístas.

            El verso que vamos a memorizar en esta lección nos indica que el honrar al padre y a la madre es el primer mandamiento con una promesa (Ef. 6:2-4).  El hijo que honra a su padre y a su madre nunca cometerá ningún acto que avergüence a sus padres.  No robará, no mentirá, ni ningún otro acto en contra de las enseñanzas de Dios (Ro. 13:9).  Dios considera que el ser buenos hijos es muy importante y les ha prometido a los que son obedientes bienestar y una vida prolongada.  Dios nos manda que obedezcamos a nuestros padres (Pr. 6:20).  Cuando desobedecemos a nuestros padres, estamos desobedeciendo a Dios también, porque él nos ha mandado que les obedezcamos (Col. 3:20).

Aplicación

            La familia más feliz es aquella en la cual los hijos honran a sus padres, y los padres honran a sus hijos.  Dios nos dice en Mal. 4:6 que la tierra en la que los hijos honran a los padres y los padres honran a los hijos será bendecida.  Si la enseñanza que leemos en Ef. 4:32 se lleva a cabo en el hogar, la bondad que emana de ahí, se extenderá de una familia a otra, hasta que la gente de una nación se honren los unos a los otros.

Ilustración:

            Mientras José estudiaba su lección en la Biblia, le preguntó a su padre, ¿cuál es la promesa si honro a mi padre y a mi madre?”  El padre respondió:  “José, antes de contestar a tu pregunta, porqué no leemos lo siguiente:  Dt. 21:18-21, y así aprenderemos como trataban a los hijos desobedientes en esa epoca.  Dios les dijo que así era la forma de quitar el mal de entre ellos.  Ese era un castigo muy severo.  En la actualidad Dios desea que nosotros disciplinemos a nuestros hijos con cariño.  Tu madre y yo queremos que nuestra familia estudie y ore juntos todos los días.  Si aprendemos y obedecemos la Palabra de Dios, no habrá necesidad de ningún castigo.”

Desde entonces, José y su familia se esforzaban por honrarse los unos a los otros, y su familia se unió más entre sí y a Dios también.






Preguntas:

1.   Nombre dos mujeres de la Biblia que se sentían tristes por no haber tenido hijos.  Gn. 30:1-5; 1 S. 1:10-11


2.   Subraye la palabra que completa la oración:  Salmos 127:3 _________ de Jehová son los hijos.  (maldición, herencia)


3.   ¿Por cuánto tiempo recordará el hijo las buenas enseñanzas de sus padres?  Pr. 22:6


4.   Ponga en orden el siguiente verso:  “no exasperéis para que padres no se desalienten a vuestros hijos” (Col. 3:21).


5.   El padre que nunca castiga a su hijo cuando comete alguna acción endebida, le está mostrando su cariño.  Pr. 13:24
      Falso     o     Verdadero




6.   Nombre las diferentes formas en que un hijo puede avergonzar a sus padres.  Ro. 13:9


7.   Descríba como eran castigados los hijos en épocas pasadas.  Dt. 21:18-21


8.   Nombre dos de las promesas para aquéllos que honran a sus padres.  Ef. 6:2-3




Versos para memorizar:

            “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.  Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”
--Efesios 6:2-4


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Dios nos ha dado esposos y esposas


      Escrituras: Gn. 2:18-25; Col. 3: 17-19; Mt. 19:3-9

Propósito: Mostrar como los esposos y esposas, si viven de acuerdo con las instrucciones de Dios, recibirán siempre las bendiciones de Dios en su matrimonio.




Hechos Bíblicos:

            En el principio, cuando Dios creó al hombre en su propia imagen, dijo:  “...No es bueno que el hombre este solo; le haré ayuda idónea para él” (Gn. 2:18).  Dios hizo que Adán cayera en un sueño muy profundo y mientras dormía tomó una de sus costillas con la cuál hizo una mujer (Gn. 2:21-22).  A esta mujer Adán la llamó Eva (Gn. 3:20), y luego dijo Dios:  “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gn. 2:24).  Desde un principio, las intenciones de Dios eran que cada hombre tuviera una sola mujer (Dibujo 1).  Adán y Eva fueron el primer esposo y la primera esposa que existieron sobre la tierra.  Y mientras siguieron los mandamientos e instrucciones de Dios, pudieron vivir juntos muy felices.

            Dios planeó también que el esposo debía ser la cabeza de la familia.  Sin ser un dictador, él debe tener la responsabilidad de guiar y proteger a su familia.  Debe amar a su esposa e hijos (Ef. 5:28).  El debe encargarse del mantenimiento de su familia (1 Ti. 5:8).  Aunque él sea la cabeza de la familia debe tratar a su esposa como a sí mismo (Ef. 5:23-25, 28).

            El propósito que Dios tenía en darle la mujer al hombre, era para que ella le ayudara en todo lo que pudiera ayudarle.  La mujer debe estar sujeta a su marido, porque esa es la forma en que Dios lo planeó (Col. 3:17-19).  En 1 Pedro 3:7 se compara a la mujer con un ‘vaso’, que depende de su esposo, quien es más fuerte y puede protegerla.  Ella por su parte debe respetar a su esposo (Ef. 5:33).  Debe tratar de ser una buena esposa y no hacer nada que avergüence o lastime a su esposo (Pr. 12:4).

En Mateo 19:3-9, leemos como el plan de Dios era que el hombre y la mujer se casaran.  Y agregó que ningún hombre debe causar algo que los separe.  De este modo vemos que el matrimonio es algo que se planea en el cielo así como en la tierra. 

            Un matrimonio es algo que causa felicidad, para los que se casan y para todos los que les acompañan.  El hombre y la mujer deben contraer matrimonio de acuerdo con las leyes de la tierra y para agrado a los ojos de Dios.  Jesús hizo su primer milagro durante las celebraciones de una boda (Jn. 2:1-11). 

            El matrimonio es el principio de la familia humana, cuando el hombre y la mujer se aman el uno al otro y más adelante cuando tienen hijos (Dibujo 2).  En Hebreos 13:4-6, Dios nos dice que al matrimonio se le debe honrar tanto de par te del esposo como de la esposa, y si viven de acuerdo con su voluntad, entonces él estará con ellos siempre.

Aplicación: 

            La familia del hombre, es como la familia de Dios.  Dios es nuestro Padre Celestial, y nosotros somos sus criaturas.  La iglesia está formada con la familia de Dios.  Mostramos nuestro amor a Dios, amándonos y respetándonos los unos a los otros.  Un niño no es miembro de la familia del hombre hasta que su nacimiento por medio del bautizo, se ha llevado a cabo.  Los miembros de una familia hablan los unos con los otros y se ayudan también.  Nosotros hablamos a Dios, nuestro Padre Celestial por medio de nuestras oraciones y él a su vez nos habla por medio de su palabra, la Biblia.



Versículo para memorizar:
“Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.”
--Génesis 2: 22


Preguntas:

1.   ¿Por qué creó Dios una esposa para Adán?  Gn. 2:18

2.   Describa cómo Dios formó a la mujer.  Gn. 2:21-22

3.   Llene los espacios (Gn. 2:24).
      Por tanto, dejará el _______ a su __________ y a su __________, y se _________ a su ___________, y serán una sola carne.

4.   ¿Qué tanto debe amar al hombre a su mujer?  Ef. 5:28



5.   Las intenciones de Dios fueron que la mujer fuera la cabeza de la familia.
      Falso     o     Verdadero  (Ef. 5:22-23)

6.   Lea 1 Pedro 3:7 y diga por qué cree usted que Dios tenía intenciones de que el hombre fuera la cabeza de la esposa.

7.   ¿Qué le sucede a la esposa que avergüenza a su esposo?  Pr. 12:4

8.   ¿Cómo se compara la familia del hombre a la familia de Dios, la iglesia?  Ef. 5:23-24

9.   (a) ¿Cómo le hablamos a Dios?  Fil. 4:6


      (b) ¿Cómo nos habla Dios?    Ro. 10:17; He. 1:1-2





jueves, 19 de diciembre de 2013

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Estaciones De Radio

 Una Sola Fe Org.



Comentarios Del Nuevo Testamento

¿Por qué no podemos vivir sin las bendiciones espirituales?
Escrituras:  Sal. 1:3; Ef. 1:3; Ro. 8:24-25; Stg. 2:26; Ap. 20:13;
Ro. 6:23; He. 5:9; Gá. 4:6; 2 Co. 5:19; Sal. 4:7.




Propósito: Mostrar que las bendiciones espirituales nos ayudan en nuestra vida terrenal y a prepararnos para vivir con Dios en los cielos por toda la eternidad.

Hechos Bíblicos:

El cristiano es como la persona de la que se habla en Salmos 1:3.  Una persona satisfecha y estable, y muy formal como el árbol plantado junto a las corrientes de agua.  Ustedes se preguntarán, ¿por qué es esto así?  Estudiemos la cuestión.

Todos nosotros, en ocasiones, hemos sentido temor a la muerte.  Pero el cristiano sabe que una vez en los cielos no habrá muerte ni el temor hacia ella.  Vivirá en los hermosos jardines de Dios por siempre.  Las bendiciones espirituales que recibimos (o sea las bendiciones que no vemos, pero que sentimos en nuestra mente y en nuestro corazón), Dios nos la ha dado para hacer de nuestra vida una vida feliz y con ciertas satisfacciones que nos ayuden a sobrellevar las cargas con las que nos enfrentamos frecuentemente, hasta la hora en que nuestra vida eterna con Dios se inicie en los cielos.  Las bendiciones de Dios no siempre nos hacen prósperos en riquezas terrenales sino que nos harán ricos espiritualmente y esto es lo que realmente vale.  El gran hombre de Dios, el rey David, sabia esto cuando escribió en Salmos 4:7 que Dios le había dado alegría en su corazón, mucho más de la que le había dado durante la época en que abundaba el grano y el mosto.

Cristo todavía no había venido a la tierra a morir por los pecados de toda la humanidad cuando David escribió esos pensamientos.  Pero ahora que El ha venido, podemos sentir consuelo en lo que el apóstol Pablo escribió a los cristianos en Efeso en el libro de los Efesios 1:3:  “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.”  Ahora que Cristo ha hecho posible que nuestro pecados sean perdonados, también ha hecho posible que tengamos esperanza en nuestra partida hacia los cielos cuando la hora de nuestra muerte llegue.  Y con esto llegamos a la otra cuestión, la de la esperanza.

¿Cómo es la esperanza que el cristiano posee que ninguna otra persona puede verdaderamente tener?  Es la esperanza y la certeza por medio de la fe de que podemos ir a los cielos.  Lea Romanos 8:24-25; Tit. 1:2; Tit. 3:7; y Ro. 5:1-5.  Todas estas escrituras nos ayudan a comprender como la esperanza puede ser una bendición maravillosa.

Ilustración:

Platiquemos un poco más acerca de lo que la esperanza es.  La mayoría de nosotros ha experimentado lo que se siente cuando ansiamos algo que creemos nos dará gran placer, quizá un viaje, o la ida a las corridas de toros o a algún juego de pelota, etc.  Cuando algo como eso se ansía, los días parecen ser más felices, más llenos de satisfacciones, nuestro trabajo se hace más fácil, y los problemas más ligeros.  La esperanza que el cristiano experimenta es en cierto modo como esa sensación de la que acabamos de hablar, con la diferencia de que nuestra vida en los cielos será eterna, mientras que el juego de pelota, o la corrida de toros tienen su fin.  En la vida de Pablo vemos uno de los ejemplos de lo que la esperanza puede causar.  Pudo sobrellevar todos los sufrimientos y penalidades porque tenía esperanza.  Finalmente, la historia nos dice que el emperador ordenó su muerte solamente porque Pablo era un buen cristiano.  En el libro de los 2 Corintios 11:24-31 leemos la clase de sufrimientos que tuvo que pasar:  los azotes, las apedreadas, los encarcelamientos y toda clase de aflicciones.  Sin embargo, a través de todo eso, no perdió la esperanza, porque en 2 Ti. 4:6-18 vemos como él ansía su llegada a los cielos y continúa alabando a Dios por haber sido misericordioso con él.  Lea las escrituras acerca de Pablo cuidadosamente y trate de ver si puede entender el por qué la esperanza es una de las más grandes bendiciones espirituales.  No podríamos vivir la vida cristiana sin la esperanza.

Hay otras bendiciones espirituales de las cuales también podemos gozar.  Incluyen:  la redención (el perdón de los pecados) Ef. 1:7; la reconciliación (el consuelo de que Dios ha hecho a todos los hombres aceptables a sus ojos, porque Cristo murió por nuestros pecados) 2 Co. 5:19; la santificación (la bendición de saber que los cristianos han sido llamados a ser santos y sagrados) 1 Co. 1:2; la consolación de que Dios es verdaderamente nuestro Padre (Gá. 4:6-7), el don de la vida eterna (Ro. 6:23).  Hay muchas, muchas más bendiciones espirituales, pero estas son algunas con las cuales podemos sentir consuelo y de las que podemos obtener paz.

Versículo para memorizar: 

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.”
--Efesios 1:3





Palabras en Efesios 1:3:
Preguntas:

1.      ¿Por qué el cristiano no debe tener temor a la muerte?

2.      Una bendición espiritual significa que siempre seremos bendecidos con grandes cantidades de dinero.
Falso     o     Verdadero

3.      Un gran ejemplo bíblico de alguien que siempre mantuvo la esperanza en la vida eterna fue:
a)  Judas
b)  Félix
c)  Pablo

4.      ¿Es posible vivir la vida cristiana sin las bendiciones espirituales?

5.      Nombre otras tres bendiciones espirituales además de la esperanza.  (de la lección)



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¿Por qué no podemos vivir sin las bendiciones espirituales?

Como los cristianos glorifican a Dios
Escrituras:  Col. 3:17; Mt. 6:1-18; 1 Co. 11:23-32; 1 Ts. 5:16-18; Ef. 5:19; 2 Co. 9:7; Lc. 6:38.



Propósito: Mostrar como el cristiano glorifica a Dios continuamente por el modo en que piensa, por lo que dice, hace, espera o ruega.  La personalidad entera del cristiano honra y glorifica a Dios.

Hechos Bíblicos:

En lecciones pasadas hemos estudiado que el cuerpo de Cristo es la iglesia y que Cristo es la iglesia y que Cristo vive en el mundo a través de su iglesia y dentro de cada uno de los cuerpos de cada persona cristiana así como a través del Espíritu Santo.  Por tanto, viviendo en Cristo tenemos oportunidad de ser libres del pecado, de toda culpa y temores, porque estamos seguros que pertenecemos a la familia de Dios.  ¿Cómo pueden ser estas bendiciones de gran valor para nosotros?  Su valor se muestra por la forma en que adoramos y glorificamos a Dios.  Adorar y glorificar significa mostrar mi amor a Dios, ya sea en lo que hago, lo que digo, lo que pienso, las esperanzas que tengo, así como las suplicas que hago.

Dios nos ha legado las reglas para venerarlo (1 Co. 4:6).  Nuestra adoración a Dios es algo que se lleva a cabo dentro de nosotros mismos.  Esta parte interior mora dentro del cuerpo físico que Dios nos ha otorgado para vivir sobre la tierra.  Cristo le ha dado a esta parte interior un gran valor al salvar nuestra alma del pecado con su muerte (Jn. 4:23-24).

Cada uno de nosotros sabe la razón por la que adoramos.  Algunos de nosotros adoramos o glorificamos solamente para impresionar a otros.  Pero el verdadero cristiano simplemente se esfuerza en hacer el bien a sus semejantes y en obedecer a Dios, y estos son sus únicas razones (Mt. 6:1-6; 6:16-18).  Cuando el verdadero hombre de Dios recibe alabanzas de los hombres por sus buenas obras, él sabe que estas obras las efectúa por su amor a Dios y su semejante y no por el deseo de ser alabado (Mt. 6:33).  Esto es porque él se ha dado a sí mismo a Dios (2 Co. 8:5).

Amar a nuestro semejante es uno de los grandes actos de glorificar a Dios.  ¿No parece esto extraño?  Que para glorificar a Dios tengamos que amar a otros hombres, a otras gentes (1 Co. 13:1-3; 1 Co. 13:13).  No importa que tantas cosas buenas hagamos en nuestra vida, si no han sido llevadas a cabo con amor no tendrán ningún valor.

Además de esta forma de glorificar, Dios nos ha dado actos específicos para adorar, que no son simplemente ritos, sino para nuestro propio beneficio.  La cena del Señor es un acto en memoria de Cristo.  Se observa cada primer día de la semana (Hch. 20:7).  Esto se hace porque siendo personas olvidadizas, con este acto recordamos el sacrificio de Cristo (1 Co. 11:23-32; 1 Co. 10:16-17).  El pan nos recuerda que Cristo sacrificó su cuerpo a una muerte cruel por nosotros.  El fruto de la viña nos ayuda a recordar que la sangre de Cristo sin mancha alguna, ha borrado nuestros pecados.  También con ello recordamos que Cristo regresará otra vez y que deseamos vivir nuestras vidas en una forma valiosa para que justifique el sacrificio que Cristo hizo por nosotros.

Versículo para memorizar: 

“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.”
--Colosenses 3:17

Nota:

Algunas veces cuando algún cristiano encuentra que su vida no ha sido adecuada, ¿debe dejar de participar en la cena del Señor?  Cuando descubrimos que somos débiles, ¿no necesitamos el poder fortalecedor del cuerpo y la sangre de Cristo aún más?  Por supuesto que sí.  Necesitamos recordar el sacrificio de Cristo para que así nos esforcemos en hacer lo correcto.

Otra forma de adorar es por medio de la oración.  El hombre no puede vivir por mucho tiempo sin sucumbir a las tentaciones del mundo a menos que converse con Dios seguido.  Para conocer a Dios, debemos saber algo acerca de el por medio de su palabra (2 Ti. 2:15).  La gente de Dios debe estudiar la palabra de Dios para así poder tener fe.  El hombre que conoce a Dios, canta alabanzas a Dios en su corazón (Ef. 5:19; Col. 3:16).

También el hombre que conoce a Dios ofrendará de su tiempo, su energía, su talento, sus bienes (Stg. 1:27; I Jn. 3:16-18; 2 Co. 9:7; Lc. 6:38; I Co. 16:1-2).

Ilustración:

Alfredo había venido de visita al servicio de la iglesia.  Al sentarse ese domingo miró a su alrededor y entre la gente reconoció a un amigo de él, Felipe.  “Felipe”, pensó Alfredo, “es un verdadero amigo; me deja jugar con su pelota nueva.  Y cuando estuve enfermo me trajo algo de sopa.”

Luego Alfredo reconoció a otro amigo, Pepe.  Pepe estaba cantando, y orando con la cabeza inclinada.  “El no es como Felipe” se dijo Alfredo.  “Todo el tiempo anda empujándome durante los juegos en la escuela y también me insulta.”
Cuando el servicio se terminó, Alfredo le habló a Pepe.  “Que sorpresa el encontrarte aquí, Pepe.  No sabía que tu ibas a la iglesia.”  Pepe se sonrojó pues se sentía culpable de su conducta para con Alfredo.  Como sus acciones diarias no eran buenas, Pepe sabía que su veneración a Dios no era sincera y no tenía ningún significado.  Pepe decidió que debía concentrarse en ser un buen ejemplo.


Preguntas:

1.      ¿En qué forma podría Alfredo ayudar a Pepe a vivir una vida mejor como cristiano?



2.      ¿Qué es lo que Pepe debe hacer para justificarse con Alfredo?




3.      Estudie todas las formas en que una persona puede glorificar a Dios.  Esto ayudará a descubrir cuales son las fallas de Pepe a quizá las nuestras.

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Como los cristianos glorifican a Dios

El gobierno de la iglesia
Escrituras:  Col. 1:17-19; Tit. 1:5-9; He. 13:7-17; 1 Ti. 3:1-13.




Propósito: Mostrar que Dios tiene un plan para distintos grupos de su gente, y él ha delineado ese plan en su Palabra.

Hechos Bíblicos:

En nuestra última lección pudimos ver como solamente hay un cuerpo, la iglesia.  Hay una sola cabeza de ese cuerpo o iglesia.  Cristo es la cabeza porque él es el único Hijo de Dios, el único sacrificio por el pecado sin mancha alguna.  Recuerden que si él hubiera sido algo menos que el Hijo de Dios, no hubiera podido tener ningún poder, pues el poder de Dios no lo hubiera protegido.  No puede haber ningún otro fundamento (1 Co. 3:11).  Los apóstoles fueron los primeros en construir sobre el fundamento de Cristo y los primeros que creyeron en Cristo y los primeros que fueron miembros de su iglesia.  Aquellos de nosotros que hemos sido bautizados en su iglesia, somos miembros así como los apóstoles y los profetas lo fueron (Ef. 2:19-20).  Cristo es el intermediario entre Dios y el hombre (1 Ti. 2:5).  Como Cristo es el único que puede ir ante Dios.  Ningún otro hombre puede servir de intermediario.  Ningún otro hombre es sin mancha.  Cristo es la cabeza de la iglesia, el fundamento de la iglesia y el intermediario entre Dios y el hombre (Col. 1:17-18).  Todos les miembros de la iglesia de todo el mundo son hermanos en el cristianismo y también existen estos lazos con los cristianos que han vivido y muerto.  La iglesia entera del todo el mundo esta compuesta por congregaciones locales.  No hay divisiones, sino miembros de una sola familia, la familia de Dios.

En la iglesia de todo el mundo, hay diferentes obras que los diferentes miembros pueden ejecutar (Ef. 4:11).  Algunos son evangelistas, otros ancianos, otros maestros etc., pero Jesús sigue siendo la cabeza de todos ellos.  Los ancianos u obispos y los diáconos son simplemente los que ayudan a otros cristianos a vivir de acuerdo con lo que Dios ha establecido en su palabra (Hch. 20:28).  El ser anciano u obispo es más responsabilidad que autoridad.  Ellos tienen que responder a Dios por su función como ayudantes de los otros miembros.

Versículo para memorizar: 

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,”
--Efesios 2:19, 20

Cada congregación debe tener ancianos u obispos que ayuden en lo que necesiten (Tit. 1:5).  Los ancianos forman parte del plan de Dios en la organización de los discípulos (Hch. 14:23).  Estos ancianos bajo la autoridad de Cristo y obedientes a sus mandamientos, han de servir como pastores de la congregación  local (1 P. 5:1-4).  Estos hombres deben de estar interesados en el bienestar espiritual de los miembros de la iglesia y en el cuidado de sus almas.  Cada uno de ellos debe tener el deseo de ser anciano y de aceptar la responsabilidad tan grande que acompaña esta misión.  No lo deben hacer por dinero a menos que la congregación desee pagarles para que puedan dedicar más tiempo a su tarea.  Pero esto no debe ser la razón para ser uno de los ancianos.

El anciano u obispo debe ser como un ejemplo de la vida cristiana a todos los demás miembros.  U aunque tiene que tener mucha iniciativa, Jesús aún es la cabeza de los ancianos así como de toda la iglesia (He. 13:20).  La reputación de un anciano debe ser sin mancha alguna, casado con una sola esposa, un hombre que tenga un gran control sobre sí mismo y muy descrito, de una vida muy disciplinada, ser un buen maestro, bondadoso, humilde, no dado a los lujos.  Debe tener su hogar en orden y una buena relación con su familia.  También debe tener un buen conocimiento de la palabra de Dios (I Ti. 3:1-6).

Otra de las funciones que se llevan a cabo en la iglesia es la de los diáconos.  Recordarán ustedes que hay diferentes funciones para las diferentes partes del cuerpo, pero que todas se coordinan y trabajan juntas.  Los diáconos deben estar casados con una sola mujer, (la cual debe ser honesta, no calumniadora, sobria y fiel en todo), y que sean capaces de gobernar bien sus casas y controlar a sus hijos (1 Ti. 3:8-13).

Existían en el principio de la iglesia varios ancianos en cada ciudad (Tit. 1:5).  Los diáconos eran sus ayudantes designados.

No olviden que Cristo es el único intermediario entre Dios y el hombre, pues él es el único sacrificio sin mancha.  Los ancianos no son intermediarios.  Los ancianos no son intermediarios.  Son únicamente los responsables de ver que la obra del Señor en la congregación local se lleve a cabo y para ayudar a los miembros a conservarse fieles a Cristo.  Son líderes espirituales porque tratan de seguir la senda adecuada para guiar a otros cristianos a que la sigan también.

Los ancianos deben ser como los pastores.  Los pastores no empujan al rebaño, sino que lo guian.  Están siempre cerca de su rebaño y cuidan de su bienestar (He. 13:7-17).

Ilustración:

Parábola de Jesús, La oveja perdida (Lc. 15:4-7).  Jesús les refirió esta parábola, diciendo:  “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?  Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles, Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.  Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.”

Esta es la forma en que los ancianos deben obrar, como pastores.  Cuando alguno se desvía, abandonan a los demás y enfrentándose con el peligro tratan de salvar al perdido.

Preguntas:

1.      ¿Quién es la cabeza de la iglesia?  Ef. 1:22


2.      Nombre algunas de las características de los ancianos.  1 Ti. 3:1-6




3.      Nombre algunas de las características de los diáconos.  1 Ti. 3:8-13




4.      ¿Quién es el único intermediario entre Dios y el hombre?  ¿Por qué?  ¿Qué es un mediador?  1 Ti. 2:5


5.      Los ancianos tienes más responsabilidad que el resto de los miembros.
Falso     o     Verdadero   ¿Por qué?



6.      La función del diácono es honesta.
Falso     o     Verdadero



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El gobierno de la iglesia

La unidad que existe en la iglesia del Señor
Escrituras:  Ef. 4:1-16; Jn. 3:16; Ro. 6:3-7; Ro. 1:20-21; 1 Co. 1:10.




Propósito: Mostrar como cada uno de nosotros debe ver las capacidades o facultades que Dios nos ha otorgado como instrumento de unificación y edificación del cuerpo, el cual es la iglesia.

Hechos Bíblicos:

En lecciones anteriores hemos aprendido que el cuerpo es la iglesia o el reino (Col. 1:18).  Hay un solo cuerpo con una sola cabeza.  Cristo es la cabeza de ese cuerpo, la iglesia (Ef. 1:22-23).  Si hay un solo cuerpo, entonces hay solamente una iglesia.  Esto quiere decir que no debe haber más de una iglesia.  La Biblia también nos enseña que no debe haber divisiones (1 Co. 1:10).  Léase Ef. 4:1-15.

Hay un Espíritu, el Espíritu de Dios.  En nuestra última lección, aprendimos como Dios da su Espíritu a cada cristiano y como Dios mora en cada uno de ellos.  Hay también una sola esperanza, la cual es en Cristo.  Debemos confiar en la fortaleza de Cristo para vivir nuestras vidas, y esperar con ansiedad nuestra resurrección con él.  Esta esperanza en la vida eterna le da un propósito a nuestras vidas.  Es la oportunidad de seguir  adelante porque tenemos la esperanza de una vida mejor si dependemos de Cristo y nos conservamos fieles a él.  El es nuestro Señor.  No podemos esperar ser salvos de nuestros pecados sino a través de Cristo.  ¿Recuerdan ustedes que aprendimos que Jesús derramó su sangre sin pecado por nosotros?  Ningún otro sacrificio hubiera sido suficiente, porque todos los demás hombres han pecado.  Pero Jesús nunca pecó; él es el Hijo de Dios.  (Jn. 3:16).

Así es como tenemos la esperanza en el Señor.  Confiamos en que él cuidará de nuestras necesidades en esta vida, y nos dará vida eterna después de nuestra muerte.  Cuando la vida se nos muestra difícil y no comprendemos el por qué, confiémos en que Dios resolverá los problemas de acuerdo con lo que es más conveniente para nosotros y continuémos obedeciéndole (Ro. 8:28).  Solamente nuestra fe en Dios nos mantiene obedientes hacia él (He. 11:4-17).  Todos los grandes hombres del Antiguo Testamento fueron inspirados por la fe en su obediencia (He. 11:6; Gá. 5:6).  Se nos justifica por nuestra fe, porque nuestra fe nos guía hacia obediencia y hacia Cristo.

Hay un solo bautizo.  Recuerden que el bautizo se lleva a cabo debido a la fe.  El bautizo es para la remisión de los pecados (Ro. 6:3-11).  El bautizo constituye una inmersión.  En todos los escritos originales la palabra “bautizo” significaba inmersión.  En el bautizo somos enterrados con Cristo en su muerte y resucitados a una nueva vida como lo fue él.

Versículo para memorizar:

“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.”
--1 Corintios 1:10


Ilustración:

Marcos tenía un perro llamado Lobo al cual quería mucho.  Perro Lobo se hizo viejo y finalmente murió.  Marcos decidió enterrar a Lobo en el jardín de su casa, de ese modo podía sentirse como que su amigo estaba cerca.  Hizo un hoyo y después de envolver cuidadosamente el cuerpo de su perro Lobo, lo enterró.  ¿Cómo creen ustedes que Marcos enterró a su perro Lobo?  ¿Lo puso en el hoyo y le puso un poquito de tierra?  O tal vez de otra maceta le echó un poco de tierra.  No, no fue eso lo que hizo.  Cubrió el cuerpo del perro completamente.  Esto es exactamente lo que hacemos, cuando al estar muertos en el pecado, y para limpiarnos, se nos sumerge completamente en el agua a semejanza de la muerte de Cristo (Ro. 6:4).  No se nos rocía solo un poquito de agua.  O se nos echa un poquito de una jícara.  Se nos cubre totalmente, como el perro de Marcos.  Recuerden que la merte de Cristo fue cuando derramó su sangre y esta sangre fue para limpiarnos del pecado, para con ella lavar los pecados y hacerlos desaparecer.  El bautizo es una semejanza de la muerte de Cristo, de como fue sepultado y de su resurrección.

Algo para meditar:

Hay un solo Dios.  Algunas gentes creen que hay más de un Dios (O quizá que no hay Dios), pero los cristianos saben que hay un solo Dios.  Lo sabemos cuando contemplamos las cosas que Dios ha creado (Ro. 1:19 y 20).  Cuando la gente no cree en Dios, comienzan a sentirse ellos mismos sus propios dioses; llenos de vanidad y falta de agradecimiento.  Creen que tienen tanta sabiduría que realmente actúan como tontos (Ro. 1:22).  Estas gentes también pueden ser como los que se comen la fruta de un árbol, después cortan el árbol para construir su casa, queman otra parte para cocinar su comida y protegerse del frío, luego del resto tallan una imagen y se inclinan ante ella y la llaman su dios.

Dentro de un cuerpo cada miembro tiene diferentes funciones, del mismo modo que el cuerpo humano con sus miembros y sus diferentes funciones.  El ojo no puede realizar el trabajo de la mano, o la mano no puede funcionar como el pie, o el pie como el corazón.  Así mismo cada miembro del cuerpo de Cristo es importante porque es diferente de todos los demás.  Algunos son maestros, otros son diáconos, ministros, los que están a cargo de ayudar a los enfermos, etc.  Cada una de estas tareas aunque sea pequeña es necesaria para el funcionamiento del cuerpo entero (Ef. 4:15-16).

En los días del principio de la iglesia, dones especiales fueron otorgados.  Jesús envió a sus apóstoles el Espíritu Santo con un propósito muy especial (Hch. 1:8).  Para establecer su reino sobre la tierra, los apóstoles tenían la tarea de mostrar al mundo que ellos eran verdaderamente enviados de Dios; por ello Dios les otorgó la misma clase de poderes que Cristo había mostrado durante su estancia sobre la tierra, o sea el poder de sanar al enfermo, de resucitar al muerto, de hablar en lenguas, de profetizar, etc.  En Hechos 10, Dios envió un don especial para mostrar que los Gentiles también podían formar parte del Reino de Cristo del mismo modo que los judíos.  Esto era para que los judíos aceptaran a los gentiles como participantes de ese reino.  Una vez que estos principios fueron comprendidos, y el reino establecido y todos los sucesos recolectados en las escrituras, no hubo necesidad de más poderes milagrosos.  Ahora podemos creer en la palabra escrita sin creer en más pruebas milagrosas, por los hombres.

Dios nos ha mostrado claramente que él tiene un Hijo (Jn. 3:16) y que hay un plan para su gente.  Para ser salvo por medio de Cristo debemos estar en Cristo, o sea en el cuerpo de Cristo.  Para ser obediente debemos hablar las mismas cosas que Dios habla por medio de su Palabra.  Esta es la verdadera unidad.

Preguntas:

1.      ¿Quién es la cabeza del cuerpo?  Col. 1:18


2.      ¿Cuántos hijos tiene Dios?  Jn. 3:16



3.      ¿Qué es fe?  He. 11:1


4.      ¿Qué causó que Abraham obedeciera a Dios?  He. 11:8-9


5.      ¿Para qué es el bautizo?  Hch. 2:38


6.      ¿Cuál es el don que siempre se recibe durante el bautizo?  Hch. 2:38


7.      ¿Qué nos muestra que Dios es real?  Ro. 1:20



8.      ¿Por qué eran ciertos dones especiales necesarios cuando el reino estaba siendo establecido?  Vea la lección.

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La unidad que existe en la iglesia del Señor

¿Cuál es el significado de Cristo para la iglesia?  Y para usted - ¿Cuál es el significado de Cristo?
Escrituras:  Mt. 16:18; Hch. 2:37-47; 1 Co. 12:12-27; Ef. 5:22-33; 2 Co. 11:2; 1 Co. 3:11.



Propósito: Mostrar que como Cristo tiene una relación muy especial y única con la iglesia, nosotros también debemos darnos cuenta de que la iglesia es un aspecto indispensable del plan de Dios para salvarnos.

Información para el maestro:

Para mostrar como Cristo forma los cimientos de la iglesia, tome una roca que sea plana (o un libro o caja o cualquier objeto que sea plano y rectangular) y escriba la palabra ‘Cristo’ sobre ella.  Esta constituye la piedra fundamental.  Sobre ella coloque 12 cubos o piedras, cada una con el nombre de cada uno de los 12 apóstoles.  También ponga unas cuantas piedras con los nombres de algunos de los profetas.  Sobre todas estas (los 12 apóstoles y los profetas) coloque rocas con nombres de algunas personas que ustedes conocen y que son cristianos.

Esto demuestra como todos somos parte de un solo cuerpo, con Cristo como el fundamento.  Los primeros en la iglesia fueron los apóstoles y profetas.  Luego vienen todos los otros cristianos que se han edificado sobre ellos y sobre cada uno de los otros.

Todos los cristianos que han existido han formado parte de este edificio que está formado como una unidad.  Esto es la iglesia.  Este es el templo en el cual Dios mora sobre la tierra hoy en día, y mora en él a través del Espíritu Santo (Ef. 2:19-21).

Hechos Bíblicos:

En la lección anterior aprendimos que el cuerpo de Cristo está formado de gente, y que todas estas gentes unidas forman la iglesia.

Cristo edificó la iglesia (Mt. 16:18).  Esta fue una de las razones por la cual vino a vivir sobre esta tierra.  Después de su muerte, Cristo continua viviendo sobre esta tierra en su iglesia.

Jesús es el fundamento de la iglesia (1 Co. 3:11).  ¿Cómo es esto posible?  El fundamento de la iglesia es el hecho de que Jesucristo es el Hijo de Dios.  Si él no fuese el Hijo de Dios, su iglesia no tendría ningún valor, pues estaría fundada sobre un hombre sin ningún poder.  Como Cristo es el Hijo de Dios, tiene la fuerza y el poder de Dios.  Cualquier gente puede establecer una religión, pero cuando el fundador muere, él permanece en su sepulcro.  Nadie sino Cristo tiene el poder de resucitar de entre los muertos o de perdonar nuestros pecados.

Cristo también es la cabeza de la iglesia (Ef. 1:21-22).  Como Jesús es el Hijo de Dios, tiene todo el poder y la autoridad en este mundo y el venidero.  Tiene autoridad sobre su iglesia.  Su palabra y su ejemplo gobiernan la iglesia.  Instruye a los miembros de su iglesia.  Se le debe obedecer.

Cristo compró la iglesia con su propia sangre (1 Co. 7:23; Hch. 20:28).  Cada uno de los hombres que existirán, también pecarán (excepto por Cristo).  Todo pecado debe recibir su castigo (Ro. 6:23).  Jesucristo recibió el castigo por todos los pecados del mundo cuando murió en la cruz.  El pagó el precio del pecado para que nosotros no tuviéramos que pagar por los nuestros sufriendo en el infierno.  Por eso es que a la vida eterna se le llama dádiva de Dios.  Cristo la compró y luego se la ofreció a todos aquellos que quisieran obedecerle.  Todos los que le obedecen forman parte de su cuerpo.  Cristo ama la iglesia porque es su desposada, y nosotros como iglesia debemos ser fieles a Cristo como la desposada es con su esposo (2 Co. 11:2).

La ama porque es su cuerpo (Col. 1:18).  Los miembros son la familia de Cristo sobre la tierra.  Cristo tiene amor especial por su familia, y cuida de ella.  La iglesia será presentada a Dios en el día último para vivir en los cielos por toda la eternidad.

¿Cómo puede uno ser miembro de su cuerpo?  Como Jesús derramó su sangre por la remisión de nuestros pecados, la sangre debe ser aplicada a los pecados para hacerlos desaparecer.  Así que debemos entrar dentro de la muerte de Cristo donde él derramó su sangre.  El bautizo es un acto de obediencia que nos pone en contacto con la muerte de Cristo.  La sangre toca nuestros pecados y son lavados.  Y así como Cristo fue resucitado de entre los muertos, así nosotros somos levantados del agua del bautizo para vivir una vida nueva.  Esta sangre continúa purificándonos de nuestros pecados por todo el tiempo que continuemos obedeciendo a Cristo.  Recuerden, es Dios quién perdona nuestros pecados, por nuestra obediencia en el bautizo.  Bautizo es simplemente la obediencia al requisito para que él perdone nuestros pecados (Ro. 6:3-7; Hch. 7:37-47).  Cristo nos añade a su cuerpo después del bautizo (Hch. 2:47).

Al ser añadidos al cuerpo, somos hijos de Dios, porque Cristo se sacrificó por nosotros.  Dios es nuestro Padre.  ¡Imagínense ustedes!  Nuestro juez en el último día es nuestro propio Padre.  Cuán misericordioso será con sus criaturas.  Nuestro hermano mayor también estará ahí (Cristo) para interceder por nosotros con el Padre.  Cuando pecamos, Dios no nos puede ver, pues estamos cubiertos con el pecado, sino solamente a su Hijo, quién nunca pecó.  Vivimos ocultos en su Hijo (I Jn. 3:1-2).  “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” (1 Jn. 4:19)


Versículo para memorizar: 

“a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”
--Efesios 5:27

Preguntas:

1.      ¿Quién es el fundamento de la iglesia?  ¿Por qué?  1 Co. 3:11


2.      Explique como la iglesia está construida sobre los apóstoles y los profetas así como sobre Cristo.



3.      ¿Quién tiene todo el poder y toda la autoridad sobre los cielos y la tierra y el mundo venidero?   Ef. 1:21-23


4.      El agua en el bautizo, ¿perdona los pecados?


5.      El cuerpo, la iglesia, y el reino son uno y la misma cosa.

Falso     o     Verdadero

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¿Cuál es el significado de Cristo para la iglesia?